El Resucitado salió ayer de la Santa Iglesia Catedral. :: ESTEBAN
Jerez

El Resucitado confirma su mejoría

Brillante jornada de Domingo de Resurrección con la presencia de tres cofradías en la calle

JEREZ. Actualizado: Guardar
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Desde hace mucho tiempo se viene opinando sobre la conveniencia de la procesión del Resucitado tal y como la conocemos. Se habla, y mucho, sobre si necesita nazarenos en la calle, sobre si la hora es la más conveniente, sobre si es de gloria o de penitencia y de otros mil factores que ponen en duda la procesión que debería ser más importante del año. Y sin embargo, de un tiempo a esta parte, los cofrades del Resucitado se han esforzado en hacernos ver que todo eso es superficial, y que se puede hacer una más que digna procesión con el Resucitado sin todos esos elementos que en otras cofradías serían indispensables. Y con desmedido tesón, lo están consiguiendo.

Afirmar que la procesión ha alcanzado su punto más álgido sería mentir, pero sí se puede afirmar categóricamente que actualmente vive el mejor momento desde que se fundó. Cierto es que le queda mucho camino por recorrer, pero lo que ayer ofreció la corporación en la calle fue mucho, y bueno en la mayoría de sus casos. El recorrido se hizo ameno, y en mucho momentos, incluso corto. Gracias a la pericia de la empresa a la que adjudicó el montaje de los palcos el Consejo, la hermandad pudo discurrir por el centro de la ciudad arropada por los fieles que se acercaron a ver al Resucitado, que en el tramo final del recorrido, cuando el paso ya estaba en la plaza de la Asunción de vuelta, eran multitud. Esta coyuntura facilitó la cercanía de los devotos al paso, algo solicitado por los cofrades del Resucitado en muchas ocasiones, aunque muchas voces sigan opinando que el Resucitado debería pasar por Carrera Oficial como hacen el resto de hermandades que hacen estación de penitencia a la Santa Iglesia Catedral durante la Semana Santa.

La hermandad apostó, además, por Álvaro Barba como capataz del paso del Resucitado y por la Pasión como acompañamiento musical. Y aunque parezcan dos decisiones de poca importancia, son en el fondo las que han cambiado el signo de la procesión. La cuadrilla del Resucitado anda bien, francamente bien, y la solvencia de este capataz queda demostrada con este paso de misterio. Seriedad y compromiso para una cofradía que era justo lo que buscaba, y un oficio a destacar a la hora de mandar en el martillo, son las mejores cualidades de un capataz que, sin ser mediático, es uno de los capataces más solventes que posee ahora mismo la ciudad. Acierto pleno de la hermandad, por tanto, lo mismo que al elegir a la agrupación local de La Pasión. Con un repertorio adecuado, y unos sones alegres, la cofradía ha crecido exponencialmente los últimos años, y ahora mismo ir a ver el Resucitado se ha convertido en un buen broche para la Semana Santa jerezana. Faltan detalles, por supuesto, pero el camino elegido es el correcto para ir creciendo. Túnicas, y poco más, y tendremos una gran procesión.

Pero el Resucitado no fue el único protagonista de la jornada. Lleva años siendo así, a consecuencia de las inclemencias meteorológicas que invaden la ciudad cuando llega Semana Santa. Ni siquiera uno de los inviernos más secos que se recuerdan ha conseguido que la Semana Santa sea plácida meteorológicamente hablando. Redención y Exaltación tuvieron que buscar refugio en San Juan de Letrán y en la catedral, respectivamente, y buscaron ayer, envueltos en un sol de justicia, sus barrios para culminar de manera solemne su estación de penitencia. La Redención lo hizo acompañado por las cornetas y tambores de Rota, y con un andar nada sosegado para ser Domingo de Resurrección. Contrariamente a lo que podría parecer, la eucaristía de ocho en el Santuario obligaba a la hermandad a andar con celeridad en una jornada en la que se esperaba fiesta, y de las grandes, por Icovesa. Curioso, ya que el pasado Jueves Santo incluso chispeando la cofradía no renunció a su estilo alegre y desenfadado. La hermandad salió de San Juan de Letrán, donde ha estado hasta ayer, y realizó el mismo trayecto que tenía pensado realizar el Jueves Santo de recogía, cuando la hermandad llegara a la altura de Rafael Rivero.

Las Viñas, en su barrio

La hermandad de la Exaltación, sin embargo, sí pudo aprovechar la jornada para rematar un trabajo que empezó el Viernes Santo, cuando se arriesgaron a salir pese a las inclemencias meteorológicas. Salieron de la Catedral buscando su feligresía con la alegría que caracteriza a esta corporación, y con el andar siempre festivo de sus dos pasos. Manuel Jesús Tristán, otro capataz solvente de la Semana Santa jerezana, mandaba con acierto el paso de misterio de la cofradía, que realizó el paso por el puente que separa Jerez en dos por las vías del tren con la tradicional alegría por volver a la que ya consideran su casa. El mismo escenario aprovechó Isaac Nuñez para, con marchas macarenas de fondo, realizar una vuelta sobre el eje del palio para encarar así los pasos de la cofradía a su parroquia de las Viñas, a donde llegaba cuando el reloj superaba las diez de la noche.

Un Domingo de Resurrección que tuvo de todo, y casi todo bueno de nuevo, gracias, en este caso, a la lluvia que asoló Jerez Jueves y Viernes Santo.