Editorial

Falta de confianza

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La que se ha dado en llamar Comisión de secretos oficiales del Congreso quedó constituida ayer con representantes de seis de los grupos parlamentarios y sin la presencia del miembro propuesto por el Grupo Mixto, Alfred Bosch de ERC. A diferencia de las demás comisiones parlamentarias, a las que tienen acceso todos los grupos, la elección de cada uno de los integrantes de ésta exige, por su propia naturaleza, el respaldo expreso de tres cuartas partes de la Cámara. Bosch obtuvo 132 votos frente a los 210 que precisaba porque la presencia de la formación independentista en una comisión cuyos miembros están sujetos al deber de reserva no contó con el apoyo del PP. ERC puede tener razones para sentirse injustamente excluida, negando que esté «al servicio de Amaiur», como había apuntado el portavoz popular Alfonso Alonso. Pero no se trata de una caza de brujas, como denunció Alfred Bosch, sino de una palpable falta de confianza política en el delicado terreno del control parlamentario de los fondos reservados, de la actividad del CNI y de la vertiente más confidencial de la lucha antiterrorista en un momento crucial para el final de ETA, que se empeña en convertir en victoria política su derrota.