LA PARCELITA

SOBRE LA FINAL

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Después de casi treinta días de concurso, como está pasando en los últimos años, hemos tenido ocasión de vivir una final de lo más desangelada. Ninguna agrupación presentó un repertorio digno del evento. Como siempre, en esta modalidad de competición que tenemos ahora, el único espectáculo solo puede vivirse en las semifinales y algo en los pases de cuartos.

Parece que las tres agrupaciones por modalidad es un pobre bagaje para el espectáculo final y si además le añadimos a esto que se pueden repetir repertorios mucho peor. Si este año nos hemos quejado de que los repertorios han ido más bien cortitos y los temas tratados se repiten de una manera alarmante, llegamos a la conclusión de que, poco a poco, estamos cayendo en un claro declive de calidad y lo que es peor, de frescura. Los repertorios, por mucho que nos pese, no son ese diario hablado del que tanto presumimos y teniendo tantos temas que tratar, todas las agrupaciones tocan los mismos.

En lo que sí se ha mejorado, y mucho, es en la calidad de los grupos: los coros son auténticas selecciones de voces y la afinación roza la perfección, de las comparsas se puede decir lo mismo, las tres que han llegado a la final tienen unos conjuntos de voces excepcionales y hasta las chirigotas, cada una en su estilo, suenan a la perfección. Soy de la opinión que a la final deben pasar más de tres por modalidad y recortar los descansos.

Lo que queremos es oír coplas y sobre todo coplas buenas, actuales, mordaces, críticas e ingeniosas y actualmente esto brilla por su ausencia. Es muy fácil echar la culpa a la televisión y creo honradamente que, en contra de lo que se dice, el mal lo provocan otros. Tenemos un año por delante, a ver si es posible oír las opiniones de los aficionados y rectificar para que esto no se vaya degradando cada vez más.