Ciudadanos

Cerebros con billete de ida y vuelta

Más de 20.000 personas de la provincia emigraron el año pasado al extranjero a probar suerte en el empleo

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Hoy más que nunca, nuestros jóvenes cerebros están de vuelta de todo. De vuelta e ida. No dudan en ordenar sus neuronas y llevárselas en la maleta, en el neceser de la ilusión por encontrar mejores oportunidades lejos de las fronteras españolas. 'Fuga de cerebros' se denomina este fenómeno.

Según datos de Adecco, proveedora de recursos humanos, «más de 32.400 trabajadores han abandonado Andalucía en busca de empleo durante la crisis». A ellos hay que sumar la ingente cantidad de universitarios que van al extranjero bajo el auspicio de algún programa de movilidad con becas de estudio, prácticas o investigación.

Al desgajar los datos comprobamos que desde enero de 2008 hasta diciembre de 2011, según Adecco, se incrementó en un casi 23% el número de andaluces residentes en el extranjero (de 143.631 a 176.062) y en el caso de la provincia de Cádiz la cifra aumentó un 17% (de 17.831 a 20.884). En España por primera vez en diez años, el saldo migratorio ha sido negativo ya que llegaron 417.523 y se marcharon 507.740 personas según datos del INE. El perfil varía poco: jóvenes, cualificados y sin cargas familiares.

El aumento de estos exiliados de alta gama responde a múltiples variables aunque la mayoría lo atribuye a la enorme tasa de desempleo nacional que supera ya los cinco millones de parados. En Cádiz se dispara con más de 200.000 en 2011.

Uno de esos cerebros gaditanos que se marchó hace cuatro años a Francia coincide con la opinión mayoritaria de que «en la situación actual apenas hay perspectivas de futuro para un licenciado en Letras como yo». Manuel Pérez, profesor asistente en el Instituto de Estudios Políticos en Rennes, opina que «en Francia el precio de un máster cuesta la mitad que en España y el gobierno francés ofrece ayudas para los alquileres y más ventajas para los estudiantes».

Manuel explica que «allí hay residencias financiadas en las que solo se paga 100 euros al mes y se puede almorzar por tres euros en cualquier restaurante» por lo que se plantea «qué circunstancias deben darse para volver. Si regreso será por que no tenga otra opción o porque me ofrezcan un trabajo de por vida», afirma. El diagnóstico de la situación en España también es tajante. «Somos un país con un déficit cultural preocupante, anclado en estereotipos desfasados. Queremos vivir de la misma forma que en España, con los mismos hábitos y no se puede». No obstante, «la oportunidad que tienen los jóvenes para conocer otras culturas es muy positiva para la sociedad».

Otros gaditanos disfrutan ahora de una beca de movilidad para continuar sus estudios en el extranjero. Francisco Braojos, estudiante de ingeniería técnica industrial, lleva cinco meses con una beca Erasmus en Frankfurt y comenta que irse le ha proporcionado «la oportunidad de vivir una experiencia nueva y aprender un idioma».

La travesía le ofrece otros horizontes en su especialidad con «nuevas materias» y considera que se quedaría si «consiguiera un empleo en el que me sintiera valorado». Francisco cree que esta marcha de jóvenes cualificados «beneficiará la entrada de capital extranjero porque siempre intentamos ayudar a nuestras familias desde fuera, pero la fuga de cerebros es negativa porque si la gente se va, ¿qué nos queda? ». Por último considera que la UCA ofrece unas ayudas «bastante cuantiosas» para que la estancia no constituya un «impedimento».

Perspectivas

Las oportunidades también llevaron a Álvaro Redondo, licenciado en Humanidades y beneficiario de una beca Leonardo en Lituania, a marcharse en 2011. Aunque reconoce que uno de los motivos de solicitarla era hacer prácticas en una empresa europea, en este momento ve que «pocas perspectivas me pueden ofrecer fuera», pero por otro lado «hago un balance de diez de mi estancia y pondría como curso académico el vivir un año en el país de la lengua que se estudia». Sin embargo, tanto él como otra gaditana 'Leonardo' que disfrutó de su beca en Berlín añaden que la universidad no ofrece los suficientes recursos y no se implica como debiera en estos proyectos.

«Las perspectivas que nos encontramos en Cádiz son muy difíciles», aseguran Ignacio y Felipe de la consultora Incoma, promotora de proyectos de la UE. Las radiografías coincide al trasluz de los hechos. «Cada vez más los jóvenes se plantean la posibilidad de buscar una oportunidad laboral más allá de nuestras fronteras, aspecto que está más normalizado en otros países» dicen.

Desde Incoma creen que «en los últimos años ya se percibía que las nuevas generaciones tienen mayor motivación a salir fuera pero la actual situación y las oportunidades que el mercado laboral ofrece fortalecen esa convicción».

Como último aspecto destacan que «el problema se acentúa con el idioma. En Cádiz, el nivel de competencias lingüísticas es inferior a la media. Las relaciones sociales y familiares, así como nuestra cultura suponen una barrera para salir al extranjero. A nivel profesional o formativo, sólo el idioma debería ser un obstáculo, pues nuestros jóvenes están lo suficientemente formados para competir en Europa».