Un joven incendia su casa y se tira por la azotea por un desengaño amoroso

Lo que en un principio parecía un desgraciado accidente se tornó finalmente en un brutal suceso intencionado. Todo ocurrió en torno a las 13.20 horas, cuando un joven de 30 años decidió poner fin a su vida de una manera que no pudo pasar desapercibida. Como informaron a este medio fuentes policiales, el finado, cuyas iniciales eran J. M. V, prendió fuego a su vivienda ubicada en un cuarto piso del número 3 de Calzada del Arroyo, en la urbanización Las Fresas (junto a la Ermita de Guía).

Las llamas se extendieron enseguida y provocaron una gran deflagración, por lo que los vecinos llamaron de inmediato a los bomberos. Mientras ello ocurría, el joven abandonó el lugar y se desplazó hasta la azotea, con el fin de arrojarse al vacío. Las mismas fuentes aseguran que en ese momento percibió la presencia de un conocido en la calle, a quien llamó y de quien se despidió cuando logró captar su atención desde arriba.

Una vez hecho esto se arrojó desde el tejado, muriendo prácticamente en el acto. Cuando llegaron los efectivos de Bomberos y de la Policía, no pudieron hacer nada por salvarle la vida pues yacía inerte en la acera. Como indican las fuentes consultadas, un desengaño amoroso fue lo que provocó el fatal desenlace. El cuerpo permaneció un tiempo tendido en el suelo, hasta que llegó el juez y procedió al levantamiento del cadáver, que fue trasladado al Instituto Anatómico Forense para que le realizaran la autopsia.

Como se ha señalado anteriormente, la confusión reinó en un principio en el edificio pues los vecinos, al ver caer a esta persona, pensaron que se había arrojado para evitar el contacto con el fuego. Así incluso lo consideró la Policía, aunque poco después se supo que su intención fue la de acabar con la vivienda y con su propia vida desde el primer momento.

Incendio de envergadura

Los bomberos, por su parte, acudieron tras una llamada a la sala de Emergencias del 085 con un dispositivo compuesto por diez funcionarios y cinco vehículos. Cuando llegaron al edificio, comprobaron que la casa en su totalidad estaba inundada de llamas que salían por la puerta, ventanas y balcones. El humo que desprendían era importante, así como la carga de temperatura.

Provistos de equipos de respiración y una cámara térmica, los profesionales accedieron al interior y verificaron que el inmueble se encontraba vacío, controlando el incendio que estaba activo en toda la casa salvo en el baño. Para todo ello fue necesaria la utilización de 4.000 litros de agua. La explosión mencionada se produjo antes de que llegaran los bomberos y como consecuencia de la misma se arrancaron los cierros de los huecos exteriores del piso y se dañaron las cornisas y los balcones.

Afortunadamente, la escalera cuenta con un espacio protegido que evitó la propagación al resto de zonas comunes del edificio. Los vecinos, como no podía ser de otra manera, se apresuraron a abandonar el bloque y solo regresaron cuando finalizó la inspección llevada a cabo por Policía Judicial y técnicos de Urbanismo. La vivienda, que no sufrió daños estructurales, acabó precintada.