ESPAÑA

Rajoy solo salva las pensiones del recorte de 16.500 millones para 2012

Elude detallar la «tarea ingrata» que deberá afrontar su futuro Gobierno para cumplir con el objetivo de reducir el déficit

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Mariano Rajoy, a menos de 48 horas de ser investido como presidente del Gobierno, se mostró previsible en la forma y en el fondo de su discurso, cauto a la hora de detallar el plan de ajuste con el que quiere cumplir el compromiso de reducir el déficit, parco en reproches al Ejecutivo aún en funciones y totalmente convencido de que los «esfuerzos y sacrificios» que deberán afrontar los españoles servirán para retomar la senda del crecimiento económico.

Rajoy fijó su prioridad para la legislatura: detener la «sangría del paro», estimular el crecimiento y acelerar el regreso de la creación de empleo.Pero antes de todo esto, el objetivo inicial es cumplir con los compromisos adquiridos con la Unión Europea, en especial el referido a la reducción del déficit público. La meta es situarlo en un 4,4% a finales de año.

Para ello, planteó la siguiente ecuación: recortar al menos 16.500 millones de gasto público en 2012, actualizar el poder adquisitivo de las pensiones a partir del 1 de enero y todo ello, al menos de entrada, sin subir los impuestos (e incluso bajarlos a pequeños y medianos empresarios y autónomos).

Un planteamiento que, en teoría, reclama meter la tijera en aspectos esenciales del Estado del bienestar como la educación o la sanidad (competencias que ostentan las comunidades autónomas) pero también en el sueldo de los funcionarios públicos o en las prestaciones por desempleo. Rajoy recurrió a fórmulas generales para anunciar un ajuste que dependerá, finalmente, de si se cumplen la previsión de la vicepresidenta económica en funciones, Elena Salgado, que apunta que 2011 cerrará con un déficit del 6% del PIB de España (unos 65.000 millones de euros). Si este porcentaje fuera mayor, tal y como teme el PP, habría que incrementar el recorte.«El panorama, señorías, no puede ser más sombrío», acotó Rajoy.

El futuro presidente, que tendió la mano al PSOE para cerrar pactos sobre educación, sanidad y política exterior, apeló a la unidad del país para superar las dificultades. «Se equivocan totalmente aquellos que piensan que España no será capaz de hacer las reformas que necesita para tener éxito en la Europa del euro».

De hecho, en ciertos momentos de su alocución, parece que Rajoy enviaba mensajes tanto a los españoles como a los europeos, como por ejemplo, el anuncio de reformar el calendario laboral para acabar con los denominados 'puentes' al trasladar las fiestas entre semana al lunes. Una decisión que, sin duda, agradará a la canciller alemana, Angela Merkel, que había insinuado que los españoles trabajaban poco porque tenían muchas fiestas.

Rejuvenecer España

Rajoy rezumó postulados liberales en lo económico (frenar el gasto público, no incrementar la carga impositiva y evitar que la inflación supere la media europea) y conservadores en lo social, terreno que, en cualquier caso, pisó poco.

Sí quiso dejar claro que ya nada volverá a ser como antes de 2009, año en el que la crisis tocó la línea de flotación de nuestra economía.

«No se trata ya -explicó- de recuperar lo que se fue, ni de regresar al lugar que ocupábamos, porque ese lugar ya no existe». «Señorías, la España que hemos dejado atrás no va a volver, y esta vieja nación tendrá que rejuvenecer su actitud», abundó.

Rajoy estableció un calendario para sus primeras decisiones de calado. El Consejo de Ministro del día 30 aprobará un decreto de medidas urgentes en materia económica que incluirá la prórroga de los Presupuestos Generales para 2012. Una prórroga que tiene fecha de caducidad, ya que el futuro Ejecutivo presentará unos nuevos Presupuestos antes del 31 de marzo. Otra de sus prioridades será la reforma laboral. Esperará, hasta después de Reyes, para ver si patronal y sindicatos llegan a un acuerdo, aunque sea de mínimos.

El Rajoy 'presidente' sí modificó alguna parte del discurso del Rajoy de la oposición. Por ejemplo, mantendrá la ley que fija la edad de jubilación en 67 años, pese a que el PP se opuso con vehemencia a esta medida cuando la propuso Zapatero.