ESPAÑA

Rajoy logra margen de Merkel y Sarkozy para hacer sus reformas «sin presiones»

El futuro presidente del Gobierno apoya el proyecto franco-alemán para Europa pero «sin renunciar a los eurobonos»

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Mariano Rajoy obtuvo ayer en Marsella esa «media hora» de plazo que reclamó con ironía a los mercados durante la pasada campaña electoral para acometer sus reformas. Angela Merkel y Nicolas Sarkozy han garantizado al próximo presidente del Gobierno que contará con «cierto margen» para ejecutar su plan económico, según informaron fuentes de la dirección del PP.

El líder popular evitará, por tanto, unas presiones de la Unión Europea que ya no penderán sobre su cabeza como una espada de Damoclés. «Yo creo que va a actuar con absoluta independencia; no me consta que hayan existido presiones del exterior ni que vayan a existir», explicó Antonio López-Istúriz, secretario general del Partido Popular Europeo (PPE), tras su intervención en la jornada inaugural del 20 congreso de los partidos conservadores del continente. No obstante, aclaró que tanto la canciller alemana como el presidente francés, con los que Rajoy mantendrá hoy reuniones bilaterales, estarán «muy atentos» al contenido del discurso de investidura que el futuro presidente del Gobierno realizará el 19 de diciembre en el Congreso.

Rajoy, que inauguró su apretada agenda en Marsella con un encuentro con el secretario de Estado del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner, tendrá su tiempo, pero es consciente de que Europa espera decisiones «inmediatas» y que los españoles deberán afrontar «sacrificios» para cumplir con el compromiso de reducir el déficit del estado al 4,4% en 2012.

Lo importante, a juicio de López-Istúriz, es el mensaje inequívoco que transmite Rajoy desde su victoria electoral sobre que España será un socio «cumplidor, fiel y predecible». Un término que el líder popular suele emplear con frecuencia a la hora de definir cómo será su futuro Gobierno y que, según López-Istúriz, es una cualidad que interesa mucho en Europa ante la «confusión» que habría generado en los últimos años el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero. «Los grandes países europeos necesitan que España esté en el grupo de toma decisiones», espetó.

Rajoy defenderá ante el cónclave del PPE su rechazo a una Europa de «dos, tres o cuatros velocidades». Los populares españoles, sin embargo, defienden que si se produce esta división España quiere estar en la primera línea. Unas posibilidad que se ofrecería a los 27 miembros, previo compromiso de que cumplirán con la disciplina fiscal. «Merkel y Sarkozy quieren que todos los países estén en mismo barco», agregó el dirigente del PPE.

Eurobonos

Harina de otro costal será conocer qué países están dispuestos a «firmar y comprometerse» con la estabilidad presupuestaría que exigirá la unión fiscal que promueve el eje franco-alemán y que cuenta con el respaldo de la asamblea de los populares del continente.

Eso sí, aunque la hoja de ruta para la nueva Europa que manejan París y Berlín no lo contemple por el momento, España y otros países no renuncian a que se sigan planteando la necesidad de que el Banco Central Europeo emitan «eurobonos o bonos de estabilidad» para frenar la presión de los mercados sobre su deuda soberana.

Esta es la principal «compensación» a la que aspira el próximo presidente del Gobierno por los «sacrificios» que deberán afrontar los españoles en los próximos meses. Rajoy tiene claro que no existe una varita mágica para solucionar la crisis de España de un día para otro. Recuerda que no prometió ninguna «pócima milagrosa porque no existe», pero también es cierto que pidió el voto a los españoles con la certeza de que bajo su batuta el país verá «la luz al final del túnel».

López-Istúriz afirmó que desconocía si en la carta que envió en agosto el entonces presidente del Banco Central Europeo, Jean ClaudeTrichet, a Zapatero habría exigido una devaluación de los salarios. «No he visto esta carta», zanjó, aunque recordó que Cándido Méndez, secretario general de UGT, hizo alusión a ella tras reunirse con el líder del PP. Trichet en ese documento exponía, entre otras medidas, una serie de ideas para fomentar el empleo juvenil, entre ellas la puesta en marcha de los llamados minijobs, y la rebaja de las cotizaciones sociales de las empresas también para estimular las contrataciones.

El alto dirigente del PPE pusó el acento en el «dolor de cabeza» que provoca en la UE la indisciplina presupuestaria de las autonomías de España. De ahí la importancia que, a su juicio, tuvo el pacto entre PSOE y PP al final de la legislatura pasada para reformar la Constitución e imponer un techo de gasto. Una medida que, añadió, se va a exigir a todos los estados.