ESPAÑA

Rajoy promete que España «no recibirá órdenes» de Europa porque «hará los deberes»

Responsabiliza del incremento de la prima de riesgo al Gobierno, al que pide que «no ponga excusas» con la situación mundial

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Mariano Rajoy quiere convertir a España en un estudiante aplicado en Europa al que nadie le diga lo que tiene que hacer. El líder del PP, en un mitin ante unas 4.000 personas en Santander, realizó un discurso con notorios tintes patrióticos, en el que enalteció «la historia y la tradición de España» para reivindicar un mejor trato por parte de sus socios europeos. «Queremos opinar y participar y no que nos manden y ni nos den órdenes», reclamó.

Una muy firme declaración de intenciones que el propio Rajoy matizó durante su intervención. A cambio de esa mejora en el trato, el líder del PP prometió que España «hará todos los deberes» que corresponden, es decir, que cumplirá con el compromiso de reducir el déficit del Estado al 4,4% a final del año que viene y al 3% en 2013, sin aplazamientos ni demoras como plantea el candidato socialista.

De momento, el candidato del PP solo ha explicado que para lograr este objetivo y crear empleo acometerá un ambicioso paquete de reformas, incluida la laboral, y ejecutará un duro plan de ajuste, en el que «tocará» todas las partidas presupuestarias «menos educación, sanidad y pensiones».

Buena parte de las últimas intervenciones de Rajoy parecen ir más dirigidas a los presidentes y primeros ministros de 'los 27' que a sus seguidores. Tanto en la capital de Cantabria por la mañana como en Vigo por la tarde, ante otras cuatro mil personas, enfatizó que España es un país serio, fiable y que cumple con sus compromisos.

Una garantía de país cumplidor que José Luis Rodríguez Zapatero, a su juicio, ha mancillado en los últimos años con unas políticas que «no han estado a la altura de las circunstancias». Un hecho que, según enfatizó, «no significa que no seamos un gran país». Rajoy, al hilo de esta reflexión, responsabilizó al Ejecutivo de generar desconfianza tanto dentro de nuestras fronteras como en el exterior. «Y la desconfianza no es solo una palabra, tiene un significado: que fuera no se fían de nosotros y que en España hay menos gente creando empleo». Consecuencia de esta «inseguridad» sería, según recalcó el candidato popular, el hecho de que el Estado tuviera que pagar ayer el «precio más alto en 15 años» por financiarse en los mercados.

Rajoy demandó al PSOE que «no busque excusas» en la situación internacional y asuma su responsabilidad. Francia, recordó, «ha crecido el 0,4%, lo que significa que crea empleo y mejora el bienestar de sus ciudadanos» al igual que Alemania, que creció 0,5%. Y frente a estos datos situó los de España que «crece el 0%». Este nuevo retroceso, subrayó, «nos aleja de los niveles de bienestar de los europeos».

Incidentes

Rajoy, por lo demás, se mantuvo fiel a su guion y solo incluyó variaciones sobre las mismas ideas: austeridad, unión de todos los españoles en el proyecto del PP frente a la «pelea» del PSOE y recuperación de los valores que llevaron a España a ser la octava potencia del mundo bajo la batuta de José María Aznar.

Lo que no puede ocultar ya es su deseo de que hoy amaneciera el lunes 21 con una mayoría que le permita, como prometió en Vigo, comenzar a tomar decisiones desde el primer momento. «Lo peor que le puede ocurrir a España hoy es un gobierno no haga nada», sentenció. Dejó claro, como en otras ocasiones, que no duda de su victoria «porque hay muchos españoles cansados de las milongas y cuentos» del PSOE.

En esas estaba Rajoy cuando tuvo que pasar un mal trago. Decía el líder del PP que el de Vigo era el mitin más importante «porque esta es mi casa» y de repente tres miembros del movimiento de los 'indignados' comenzaron a gritar «queremos democracia y no una dictadura». No les dio tiempo a más, porque el público comenzó a zarandearles hasta que fueron desalojados. Un par de minutos después, otros dos intentaron repetir la protesta, pero esta vez los simpatizantes del PP fueron más contundentes y comenzaron a golpearles con las banderolas del PP (son de plástico blando) y ni siquiera pudieron abrir la boca. Hubo un tercer conato de protestas que también fue acallado por los asistentes.