LA SOPA BOBA

Se celebró el debate y ahora todos son cábalas de quién salió triunfador. No es que tengamos mucha experiencia sobre este tipo de propaganda programática en nuestra democracia pero, después de varias campañas en las que los candidatos y sus equipos asesores nos han otorgado el beneplácito de estos encuentros, ya nos vamos haciendo una idea. En ellos, los candidatos, educadamente, se sacan los trapos sucios, se pelean sibilinamente y al final no nos enteramos de lo que realmente nos interesa, qué va a pasar en los próximos cuatro años. Yo, qué quieren que les diga, los he visto todos, hasta el último, y no saco ninguna conclusión positiva. Un país como el nuestro, sumido en una profunda crisis económica, no puede permitirse el lujo de un despilfarro como este. Se ha gastado un pastón y, al final, como las encuestas ya daban a un claro candidato, pues eso, para la mayoría, es el que ha ganado. Lo mismo sucedió hace cuatro años pero en sentido contrario, total, que al parecer sirven para muy poco. Mientras unos y otros no dejen de representar estas pantomimas televisivas y no presenten los proyectos de gobierno, pero los reales, no los que llevan de cara a la galería, mejor sería relegarlos y nos ahorraríamos un dinero que actualmente no tenemos. Entre todas las cosas que se dijeron, muchas ininteligibles para los profanos votantes, me preocupó sobremanera oír algo que muchos ya sospechábamos, ahora, que parece, por lo que dicen las encuestas, que se va a producir una alternancia, comienzan a recolocarse, en puestos escondidos aquellos que van a perder sus posiciones privilegiadas. A eso sí hay que estar atentos porque, perder o ganar, va a depender de nuestros votos pero tenemos que procurar que todos, y digo bien todos, los que nos llevaron a esta situación salgan de nuestras instituciones para siempre y dejen de una vez la sopa boba.