Matías y Antonio montan su tenderete en las inmediaciones de la Alameda. :: C. C.
SAN FERNANDO

Buscavidas en la calle Real

Músicos callejeros, vendedores ambulantes y mendigos intentan aprovechar la afluencia de paso por la calle tras la peatonalización La vía principal atrae a personas en busca de unos euros

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La guitarra se escucha desde una de las mesas de la plaza Iglesia. No mantiene armonía tan solo son unos rasgueos. El sonido proviene de la calle Rosario, en frente del Centro Obrero está Raphael. Se atreve con los Rolling o Chicago, aunque lo cierto es que no lo hace muy bien, le pone ganas. A cualquiera que le eche la voluntad responde con un «salud» y ávido por aprender presta su instrumento a cualquiera que le enseñe algo nuevo. Y eso a pesar de que ya le robaron hace poco una y tuvo que tirar de un amigo para otra. Vive en la calle y así se gana la vida. Alemán no habla nada de español y tampoco quiere recordar el «yesterday» solo dice que se vino en busca del Sol.

Si se desandan los pasos y se vuelve a la plaza de la Iglesia se escucha ahora un acordeón y una persona que ameniza a las mesas pasando luego un recipiente de plástico en busca de unos euros «cuando se tiene suerte». No quiere decir nada más y prefiere el anonimato.

La música sigue siendo la protagonista en dirección al Ayuntamiento. Al lado del Don Paco hay un hombre y una mujer mejor preparados que Raphael. Con micros y amplificadores llaman la atención de los que pasan canta el hombre que muestra su preparación con la guitarra con clásicos como la 'Leyenda del tiempo', aunque se la da mejor las canciones en inglés. A solo unos pasos está sentado Miguel que hace unos ceniceros de lata que ofrece a los que «dan su voluntad». Su destino es Málaga en busca de un invierno «menos duro». Las cosas le han venido «torcidas» y la crisis le ha llevado a esta situación. Huyó de Salamanca por temas personales y para que la familia no sufriera. Ahora vive el día a día.

En la Alameda hay un tenderete con varias mesas. Libros, películas, monedas. Una de las mesas es de Antonio que comenzó hace tres años poniendo cartones hasta lograr las mesas. «Los libros me los dan la gente y los vendo a un euro o a cinco si son muy nuevos». Le ayuda Matías que por la tarde hace globloflexia y pompas gigantes para pequeños.

Artistas callejeros, vendedores ambulantes, personas que piden, son parte ya de la nueva calle Real. Un espacio donde algunos se buscan la vida ante la afluencia de gente.