PROFETAS EN CÁDIZ

El gaditano suele ser profeta de su tierra en cuanto sale de ella. Cuando Alberto y Cristina vieron un filón en su arte de bailar la danza más pasional de todas, no lo dudaron y quisieron organizar algo en nuestra ciudad. El tango está en sus vidas tan metido que hasta les da de comer. De hecho, aunque ambos vivan en Trebujena, todas las tardes dan clases en el colegio San Felipe a más parejas que, como ellos, ven el tango algo más que ejercicio para el cuerpo. Hace unos meses fueron invitados de honor de un festival de tango internacional en Helsinki, donde se sorprendieron al ver su foto en los carteles colgados por toda la ciudad. Eran cabeza de cartel. Todo el mundo los felicitaba, saludaba, y admiraba la ciudad de donde procedían y su arte. Regresan, y aquí si te he visto no me acuerdo. Pero la ilusión no los deja tranquilos y aún sin apoyo del Ayuntamiento, sin padrinos ni reconocimiento, montaron un espectáculo de tango en el que incluían tanto el baile como la música argentina. Quisieron representarlo en el Falla y encontraron solo negativas. Finalmente gracias a las ganas y a las casualidades, en el ciclo americano que había durante la semana pasada, pudieron cerrar bocas y llenar la entrada del sábado con su espectáculo. Pero el «cerrar bocas» suena a acto de venganza y rebeldía adolescente que no quisieran tener como recuerdo. Los que estamos a su alrededor, este olvido lo vemos con pena, y desilusión. Cádiz es capital iberoamericana en el Doce, y la representación del tango «gaditano» la llevan ellos por bandera a todos los lugares donde van. Lo triste es que como éste habrá más casos. Las instituciones se gastarán millones en traer artistas de reconocido prestigio, sin tirar de lo ya prestigioso que hay de aquí... Seguiremos sin ser profetas en nuestra tierra. Esa asignatura seguirá siendo una espina clavada que difícilmente se pueda sacar sin dolor.