CÁDIZ

Aulas vacías en el colegio San Martín

El centro educativo cierra sus puertas de forma definitiva con la marcha de la enseñanza de las religiosasLas Hijas de la Caridad reciben un homenaje de despedida de su gran familia

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Toda una vida dedicada al prójimo. Años de servicio a una comunidad que las adora tanto como las necesita. Numerosas asociaciones, colectivos, antiguos alumnos y personas relacionadas con el colegio Pío XII San Martín se reunieron ayer para abrazar y dar su homenaje a las hermanas de la Hijas de la Caridad, que después de más de 100 años de enseñanza hacen las maletas y dejan el centro educativo, que se clausura además como tal.

«Son muchos años trabajando junto a ellas. Lo estamos pasando muy mal. Me va acostar mucho asimilar esta despedida» señalaba Mª José Moreno, una de las trabajadoras del Centro de día Luz y Sal, arraigado a las Hijas de la Caridad.

Hogar de recuerdos y vivencias, de niños jugando en el patio bajo el sol de media mañana. Jornadas de canicas y oración, de compartir y de aprender. Años de dedicación a la infancia que terminan y descansarán en el recuerdo de todos los que compartieron con ellas su niñez. «Es un reconocimiento muy merecido. Ellas me enseñaron a leer y a rezar. Son como parte de mi familia. Me da mucha pena que se marchen. No obstante, su legado perdurará con nosotras», subrayó Ester Cabrero, una de las antiguas alumnas del colegio. El acto de homenaje comenzó con una eucaristía en la iglesia de Santa Cruz a las 11.00 horas. Una cita a la que no quiso faltar nadie. Lleno absoluto en la casa del señor. Las hermanas en primera fila y detrás toda la gran familia que han creado durante estos años. «Desde que me enteré del cierre del colegio estoy muy triste. Lo único que me reconforta es saber que vamos a poder seguir contando con la ayuda de algunas de ellas en nuestra labor de voluntariado», señaló ayer Mª Carmen Sales, voluntaria vicencianas.

Momentos de emoción

Durante la misa, el párroco les dedicó unas bonitas palabras de agradecimiento. «Desde el dolor de dejar nuestro barrio estaremos siempre unidos», subrayó el sacerdote. No faltó la emoción ni las lágrimas. Todos los allí congregados se fundieron en una gran ovación como premio a la entrega de las Hijas de la Caridad.

Al final de la eucaristía, los vecinos entregaron unas placas conmemorativas a las religiosas que trabajaban actualmente en el centro educativo y un detalle floral a las antiguas maestras. Tras la misa, la reunión de amigos continuó con una convivencia en la Salle Mirandilla. Una reunión donde la gran familia de las Hijas de la Caridad les tenía preparada una gran sorpresa como broche para la celebración: la exposición de fotos antiguas del colegio para el recuerdo.