Benedicto XVI compara el nazismo con la «lluvia ácida»

Erfurt, la capital del estado federado de Turingia, vivió ayer un acontecimiento imposible hace solo 22 años, cuando imperaban en la República Democrática Alemana las leyes del socialismo real que hizo posible la construcción del Muro de Berlín y que mantenían bajo vigilancia policial a la hermosa y centenaria catedral. Ayer, 30.000 católicos se dieron cita en la plaza central para asistir a una misa que ofreció el papa Benedicto XVI, desde un altar construido frente al templo, un acto en el que el pontífice comparó el nazismo y el comunismo con la «lluvia ácida».

El pasado político de la ciudad y la gesta heroica de la población de la ex RDA, que acabaron con el muro y la dictadura, no dejaron indiferente al papa, quien rindió un tardío homenaje a la gesta y pidió a sus compatriotas que recuperaran la fe perdida durante los años oscuros de las dictaduras nazi y comunista. «Quién habría imaginado que hace 30 años, en los tiempos de la RDA, que el Muro y las alambradas de las fronteras habrían caído pocos años después?», se preguntó al comienzo de la homilía. «Y si fuéramos todavía más atrás, hasta 1941, en tiempos del nacionalsocialismo, ¿quién habría podido predecir que el denominado 'Reich milenario' quedaría reducido a cenizas apenas cuatro años más tarde?».

Los dos sistemas totalitarios, una dictadura oscura y otra roja, fueron, según el papa, como una «lluvia ácida» para la fe cristiana; y advirtió de que sus consecuencias aún persisten en la actualidad. «La mayoría de la gente en esta tierra vive aún lejana de la fe en Cristo», dijo el papa.

La fiesta estuvo marcada por un incidente que alertó a las fuerzas de seguridad. Un par de horas antes de que se iniciara la misa y a varios cientos de metros del lugar donde se celebró el servicio religioso, un hombre disparó contra un guardia de seguridad con un arma de aire comprimido.