Tribuna

¡Sorpresa!, reforma constitucional

SECRETARIO PROVINCIAL DE CÁDIZ DEL PARTIDO ANDALUCISTA Actualizado: Guardar
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En estos días Zapatero ha dado el salto de practicar la política de imagen a la política televisiva. Lo importante para él, lo único, es la cuota de pantalla, para eso usa la programación, la contra programación, los 'reality shows' y por supuesto la sorpresa, como en los concursos televisivos, lo malo es que él no es un buen presentador y el escenario es nuestra sociedad, una sociedad con excesivos problemas. Este salto queda demostrado en este mes de agosto.

En pleno mes de agosto, cuando aprieta la canícula y están de vacaciones los parlamentos, una parte de los españoles está de viaje, otra parte intenta trabajar, lo cual es difícil al estar los otros de vacaciones, y la tercera parte restante pasa el tiempo porque está en el paro, nadie espera entre cervezas y tintos de verano ninguna noticia importante del Gobierno, cuanto más ya nos había anunciado, con mucha anticipación por cierto, el adelanto de las elecciones generales pero, sorpresa, nos encontramos con una reforma constitucional que nadie pedía y menos esperaba. Algunos incluso se creyeron que era una serpiente de verano de los telediarios sin noticias, pero no, era la sorpresa real del verano.

Zapatero presentó la propuesta, el PSOE se quedó frío, su propio partido, en fuera de juego, cabreados, muchos han expresado su malestar públicamente, mientras el PP aplaudió viendo a su enemigo realizar el trabajo sucio y prepararle el camino, mientras tanto la ciudadanía estupefacta.

Se había hablado de reformar la Constitución de 1978 en casi todo su articulado, desde la forma de Estado debatiéndose entre monárquica y república, el papel del Senado, la desaparición de las diputaciones, cambio del sistema electoral... Pues nada, aquí y ahora aparece la reforma que nadie en España había nombrado, limitar la deuda pública por medio de la estabilidad presupuestaria, y además sin pasar por las urnas, sin referéndum.

El Presentador Zapatero nos saca el regalo y la ciudadanía sentadita en las gradas del plató para aplaudir cuando se lo digan. Lo malo es que estamos hablando de la norma fundamental, la norma suprema, la norma de normas, la norma inspiradora de todo el ordenamiento del Estado Español y que es modificada de una manera totalmente irrespetuosa con la democracia. Hay razones para objetar esta reforma y las formas en que se va a realizar.

Primero, se realiza esta reforma constitucional no a instancia de ningún partido político o de la ciudadanía sino de una «recomendación» proveniente de la presidenta Merkel de Alemania, o lo que es lo mismo, desde fuera del Estado español y no de un órgano de la Unión Europea. El objetivo es contentar al «Dios Mercado», y a las agencias de calificación que ya han publicado oficialmente su alegría por la noticia, mientras que muchos nos preguntamos quiénes son el mercado y esas agencias, ¿Qué intereses especulativos defienden?, desde luego no son los de nuestros ciudadanos españoles y esto además no va a incidir en el paro, el principal problema de Andalucía, y la que debía ser la principal preferencia de actuación política de todos los partidos.

Segundo, se pretende implantar un principio económico que modifica el modelo de economía social que tiene la Constitución Española de 1978, pero sin contar con la ciudadanía, sin urnas, sin referéndum, sin debate. Es un golpe a la soberanía popular, a la democracia aunque se utilice la legalidad positiva constitucional, precisamente ahora que desde parte de la sociedad se reclama más democracia o más real y cuando más descrédito hay de lo público. Los dos principales partidos de nuestro sistema PSOE y PP demuestran con esto que todos sus aspavientos de defensa de la constitución cuando llegan los momentos reales en donde quedan.

Tercero, la reforma será un principio programático, no habrá aplicación directa, será necesaria voluntad política y leyes que la desarrollen, ¿se podrían haber realizado sin modificación constitucional?, por supuesto, tanto desde los Presupuestos Generales del Estado anuales y sus leyes de acompañamiento u otras leyes marco, pero el trasfondo de esto es menos estado y equilibrio presupuestario, lo cual en sí mismo no es negativo pero sí lo que puede traslucirse detrás de esto, los principios que la inspiran neoliberales, que los recortes sean hacia el estado del bienestar no ha otras esferas de gasto público y que los grandes poderes económicos especulativos no es que influyan es que han pasado a mandar sobre la política.

Los andalucistas nos preguntamos cómo van a afectar los presumibles efectos negativos sobre Andalucía, con sus índices económicos y sociales en la cola del estado. La aplicación de normas neoliberales nos llevará a no salir por mucho tiempo de la posición dependiente y colonial que tenemos y padecemos, con pocas posibilidades de recortar nuestros diferenciales tanto con las medias del estado español como con Europa. Diferencial en empleo o en inmigración, por ejemplo.

La culpa no es solo de Zapatero, que parece que se ha rendido a las presiones exteriores, no es solo del PSOE convertido en un partido más preocupado en su supervivencia política que en dar respuestas, como le correspondería al ser el partido político que más años ha gobernado en la democracia actual, con claudicación y entrega al mercado, sino también el Partido Popular que no veo defendiendo los principios constitucionales y de la democracia, como constantemente venden como adalides, tampoco veo que Rajoy cuando habla tanto de la «marca España», claro está como lema, luego lo lleve a la realidad cuando aplaude que se le imponga a nuestro Parlamento, a nuestra soberanía, una reforma constitucional desde afuera. Si como parece, Rajoy sustituirá a partir del 20 de noviembre a Zapatero, esta claro que será también obediente a las instrucciones que vengan fuera de España y no digamos si al final somos rescatados, algo que espero no suceda, ya sea de una forma más o menos velada y lo malo en que condiciones.

En conclusión, PP y PSOE se ponen de acuerdo, cuando nunca lo están, para dar un golpe a la Constitución, a la democracia y obedecer órdenes exteriores. Podrían haberse puesto de acuerdo para desde los presupuestos generales del estado, comunidades autónomas y municipios, que entre los dos manejan en su inmensa mayoría y no tendríamos los déficit públicos que tenemos. Es una nueva maniobra que desprestigia aún más a la política y la va a alejar más de los ciudadanos.