CARTAS A LA DIRECTORA

Las fiambreras de la crisis

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No hace falta ser muy observador para ver la cantidad de familias que ahora utilizan estos recipientes tan útiles en todas las épocas, pero más aún en la de ahora, que debido al escaso dinero circulante en la sociedad española, se ven obligadas con más asiduidad a echar mano de tales artilugios domésticos. Con coches ya no tan nuevos como antaño, un combustible por las nubes y subsidios casi extinguidos, aún se opta por ir a las playas y tierra adentro del país, evitando peajes por autovías y carreteras secundarias, no pudiéndose costear ni un simple menú en un restaurante. Con el miedo de la posible avería en el vehículo, acampa improvisadamente en cualquier lugar donde pueda disfrutar de una buena sombra y un agua fresca en algún manantial o fuente que halle por los parajes de nuestra variada geografía. En estos tiempos, los negocios de restauración han recortado sus cartas y pueden advertirse sus ajustes para captar a los supervivientes del poder adquisitivo que también han de calcular ahora hasta dónde pueden llegar para evitar recurrir a la entrañable fiambrera. Pero a pesar de los pesares, el pueblo sigue adelante porque la vida tiene unos mecanismos de supervivencia que a veces desconciertan e incluso sorprende ver pasear en familia a innumerables embarazadas que van a traer a este mundo y a esta crisis, a nuevos seres humanos que deberán afrontar el reto de mejorar lo que esta época no ha sabido hacer bien. Será ello una inconsciente irresponsabilidad de quien no quiere ver la realidad de este tiempo? Sea como sea, hemos de seguir adelante porque los que vienen continuarán la labor hecha.