Esta imagen se ha vuelto cada vez más habitual en las viñas de la comarca (esta pertenece a Williams) frente a la tradicional de los jornaleros tijeras en mano. :: JAVIER FERGO
Jerez

La vendimia mecanizada alcanza ya entre el 60 y el 80% en el Marco

Una sola máquina recoge la misma cantidad de uva que 70 jornaleros a pleno rendimiento

JEREZ. Actualizado: Guardar
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Las nuevas tecnologías no solo han revolucionado el mundo del trabajo, el ocio o la enseñanza sino que también han llegado ya, y con mucha fuerza, al campo. La vendimia en el Marco de Jerez se mecaniza cada vez más y no es raro vislumbrar en el horizonte una gran cosechadora en vez de medio centenar de jornaleros entre las cepas tijeras en mano. La implantación de las máquinas comenzó hace menos de diez años y lo que está claro es que han venido para quedarse.

Las cifras demuestran que la rentabilidad y la rapidez son la gran baza de las vendimiadoras. «Una sola máquina en ocho horas -aunque pueden trabajar perfectamente doce- recogen entre 60.000 y 70.000 kilos. Para esa misma cantidad a mano hacen falta 70 personas», asegura el presidente de Asevi, Francisco Guerrero. Y eso sin tener en cuenta que las máquinas también trabajan de noche.

Según las apreciaciones de viñistas y organizaciones agrarias, entre el 60 y el 80% de la producción del Marco de Jerez puede estar recogiéndose ya a máquina mientras que hace solamente seis años el porcentaje no llegaba al 30%. Únicamente las viñas que no están adaptadas (viejas, pequeñas o con dificultades de acceso para las máquinas) o los que optan expresamente por la recogida a mano como un valor más para sus caldos son los que todavía se resisten a la avalancha de la mecanización.

«Hay máquinas muy avanzadas que incluyo despalillan la uva al momento de cogerla. Es una cuestión muy importante para las uvas tintas», continuó Guerrero. En su caso, la cosechadora que emplea procede de Zamora. «Empiezan la campaña aquí y luego suben a Castilla y León y La Rioja», contó.

Cuatro son las máquinas que está utilizando esta campaña González Byass. Más de la mitad de su producción se recoge ya con cosechadoras. El porcentaje ha crecido con respecto al año pasado pero no porque se haya introducido más maquinaria sino «porque se ha arrancado viña vieja», contó Juan Fernando Bernal, jefe de viñas.

Entre las ventajas de incorporar las nuevas tecnologías a un proceso tan tradicional como era la vendimia hasta hace tan solo unos años, destaca la posibilidad de recoger de madrugada, por lo que la uva llega en mejores condiciones a la bodega, más fresca. Eso sí, también hay algún que otro inconveniente: «Cada vez hay más problemas para coordinar el alquiler de las máquinas porque si aquí se adelanta la vendimia, en el norte también», contó Bernal.

«En los grandes pagos apenas entra ya gente a trabajar. Entre el arranque de viñas y la mecanización, la mano de obra se está perdiendo», aseguró por su parte la secretaria de la Federación Agroalimentaria de UGT en Cádiz, Francisca Romero. Hay fincas en las que ya se ha alcanzado el 100% de recogida mecanizada como es el caso, según la responsable, de «las uvas tintas de Gibalbín».

La utilización de maquinaria en los primeros años «fue desastrosa» pero los agricultores han ido poco a poco preparando las viñas. Ahora es imparable», vaticinó la responsable sindical. Aunque hay otras labores relacionadas con la viña en la que es imprescindible la mano de obra -como la castra- en la vendimia son las máquinas las que están ganando claramente la partida a los jornaleros. Con las nuevas tecnologías ya entre las cepas, la labor de la mano de obra se reduce al transporte y la recepción de la uva en los lagares. «Cada vez los resultados son mejores», concluyó.

Costes reducidos al mínimo

Un claro ejemplo de las ventajas de la mecanización está en la viña de Fernando Ageo, en Balbaína Alta. Desde que implantó la vendimia mecanizada, los costes de los jornales se han minimizado considerablemente. Para recoger sus 250.000 kilos de uva cada campaña, el viticultor tenía que invertir entre 15.000 y 18.000 euros en jornales. Hoy solo le suponen 3.000 euros, en los que se incluyen los gastos de la máquina (es propia), el conductor y el alquiler del transporte hasta el lagar. Pero no ha sido el coste menor para este empresario del campo, que ha llegado a cerrar campañas por 900 euros cuando el lagar al que acudía estaba junto a su viña y podía hacer el transporte con recursos propios.

«Cuando vendimiaba a mano necesitaba cuadrillas de 25 a 30 personas durante diez o doce días. En total, era el trabajo de 250 personas. Ahora la faena la hace la máquina en apenas cinco días», contó el viticultor. La rentabilidad es, pues, altísima, además de que se haya convertido «en la única manera de poder ahorrar». En estas circunstancias, Egeo puede mantener la viña prácticamente todo el año con el trabajo de dos personas, «algo impensable hace 15 años».

Desde COAG, el secretario provincial también indica la rentabilidad como principal motivo para sumarse a la mecanización aunque también es la razón para que se ralentice la adaptación: «Para que entren las máquinas hay que preparar la viña y eso implica dinero en una época en la que el sector está muy mal», dijo Miguel Pérez.

Daños a la uva y la cepa

El principal recelo que tuvieron los agricultores a la recogida mecanizada son los posibles daños que se le puede causar a la cosecha. Según Fernando Ageo, los principales perjuicios pueden ir para las cepas, no para el fruto pero «tiene el beneficio agregado para los compradores de que lo que se llevan es solo la uva, sin el racimo, y eso baja la acidez. Tampoco así paga el precio del escobado», contó.

En las grandes firmas, el cuidado es máximo para «minimizar los daños todo lo posible», como explicó Montserrat Molina, enóloga de Barbadillo. «Se vendimia únicamente a máquina en muchos sitios, no solo aquí».

El hecho de poder vendimiar de noche implica que la fruta está más dura y solo un poco de cimbreo de la cepa hace caer el racimo. «Lo ideal es coger la uva y sacar el mosto rápido», contó Molina.