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Brahim no se deja

Madonna intenta convertir a su nuevo y jovencísimo amor a la cábala, pero él le da calabazas

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Como diría un taurino, el toro de cinco... Y los novios de Madonna, de menos de veinticinco. La diva del pop vuelve a sorprender este verano con un acompañante casi treinta años más joven. Una vez le oí decir a Alaska que ella en materia de hombres no era en absoluto voluble. Desde siempre, le habían gustado de entre 25 y 30. «Yo no he cambiado. Siguen gustándome de la misma edad. Los que cambian son ellos, que envejecen», bromeaba Alaska poco antes de conocer a Mario Vaquerizo y quitarse de los hombres para siempre. A Madonna podría estar pasándole lo mismo. «¿Has adoptado a otro niño?», le preguntó, con ese sarcasmo de alta graduación que se gasta su exmarido, Sean Penn, al verla a sus cincuenta y tantos del brazo del veintañero bailarín brasileño Jesús Luz. Pero de aquel chico con nombre como de eslogan de las JMJ nunca más se supo. Bueno sí se supo, pero ya sin Madonna. A principios de este mes se le vio en un festival de cine de Sao Paulo, tomando una cervecita en la alfombra roja o, por decirlo en portugués, «bebendo no tapete vermelho uma cervejinha oferecida por uma promotora que estava no evento». Lo pongo en la lengua materna de Mourinho porque, como él, ahora Madonna también se ha pasado al 'lado oscuro'. Claro que en un sentido bien distinto. Mientras Mourinho parece empeñado en abrazar el mal (rollo), Madonna a lo que se abraza es a un bailarín de 24 años, origen argelino y piel morena, llamado Brahim Zaibat. Creo que el tiempo que lleva saliendo en serio con él no llega a un año, por lo que el chico sigue en garantía. Juntos, y con los hijos de ella, han celebrado hace unos días el 53 cumpleaños de la cantante. Lo mejor de todo es que la mandona de Madonna ha intentado con ahínco convertir a su Brahim a la cábala. Y él le ha dado calabazas. Zaibat, que cuando no baila hip-hop es porque está mirando a La Meca, es y será musulmán. Madonna ya debería saber que la musulmana es una fe muy baturra.

Separan más años a Madonna de su novio actual que a la duquesa de Alba de su prometido. Pero, claro, no hay color. Cayetana ya ha entrado en esa edad en la que uno empieza a adquirir categoría de monumento histórico. Como que la gente, al verla en Ibiza, se pega a su lado y se hace una foto en plan souvenir. Igual que se posa junto al Acueducto de Segovia o, mejor aún, delante de la Puerta de Alcalá, que como Cayetana ahí está, ahí está, viendo pasar el tiempo... Hablando de tiempo, no sé cuánto durará esta nueva relación de Madonna. Pero por si acaso ella ya está buscando nuevos bailarines para su próxima gira. Una conocida marca de vodka organiza el casting. De vodka... ¿Lo de aguantar a Madonna a palo seco qué pasa, que ni se contempla?.