El ministro de Cultura de Costa Rica, Manuel Obregón, ofreció un concierto de piano en el patio de la Casa de Iberoamérica. :: MIGUEL GÓMEZ
CÁDIZ

Cádiz concede un sitio de privilegio al diputado Florencio del Castillo

El ministro de Cultura de Costa Rica preside el bautizo de una sala de la Casa de Iberoamérica con el nombre de su antepasado doceañista

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«Costa Rica ya puede decir que tiene su pequeña embajada en la Casa de Iberoamérica de Cádiz y que las puertas de esta sala y de esta ciudad nunca estarán cerradas para ellos». La alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, mostraba ayer su agradecimiento al apoyo recibido por parte del país centroamericano desde que comenzara a prepararse la celebración del Bicentenario de la Constitución de 1812.

Con este fin y aprovechando la presencia del ministro de Cultura de Costa Rica en la ciudad, ayer se celebró el «bautizo» de una de las salas de la Casa de Iberoamérica con el nombre del diputado doceañista costarricense Florencio del Castillo.

Ante una sala casi llena de público, entre el que se encontraban numerosas autoridades locales, Teófila Martínez glosó la figura del diputado. Sobre el mismo recordó que llegó a Cádiz en junio de 1811, «justo hace doscientos años», para sustituir como diputado por Costa Rica en las Cortes de Cádiz a Nicolás Carrillo. Del Castillo vivió en Cádiz «como un gaditano más», concretamente en el número 98 de la calle Puerto Chico.

«Hemos leído en las crónicas de la época que luchó para que sus paisanos tuvieran mejores condiciones de trabajo, de vida y mayor educación. Batalló para que las gentes más humildes de lo que hoy es Costa Rica tuvieran los mismos derechos que los españoles y para que fueran admitidos en las universidades, monasterios y corporaciones», recordó la alcaldesa.

Manuel Obregón, ministro de Cultura de Costa Rica, manifestó estar doblemente complacido por poder participar en este acto «por tener yo descendencia directa de la familia de don Florencio. En efecto, doña Petronila del Castillo, hermana de don Florencio, fue mi tatara, tatara, tatara abuela, por lo que bien puedo decir, orgullosamente, que represento aquí, con toda propiedad, tanto a Costa Rica como a don Florencio del Castillo».

Además, el ministro mostró también su satisfacción por participar en este homenaje en una ciudad con la que le unen lazos de sangre, ya que su madre es gaditana.

Una vez finalizado el acto, el patio de la antigua Cárcel Real acogió un recital en el que el propio Manuel Obregón, pianista de profesión, regaló a los presentes un recorrido musical por los sonidos latinoamericanos.