Opinion

Seguridad nacional exterior

España, aunque guste poco en algunos medios, debe perseverar en Libia

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Varias crisis políticas en la vecindad mediterránea, complicaciones, incertidumbres e, incluso, amenazas se ciernen hoy sobre la orilla europea del Mare Nostrum. España no es una excepción y no es ocioso invocar la necesidad imperiosa de mantener muy alto el nivel de defensa de la seguridad nacional, un concepto que, fuera de los círculos iniciados, suele suscitar poco interés en cuanto no se refiere al estricto terrorismo interior. Los frentes identificados o potenciales son distintos y conocidos: la efervescencia en el mundo árabe, tan estimulante en general en cuanto que irrefrenable tendencia hacia la democracia política y social, encierra algunas expresiones aún confusas que esperan la prueba de la realidad post-electoral, desde el presunto islamismo radical que algunos ven ya en algunos países hasta la eventual posibilidad de una disgregación nacional en algunas áreas, Como ejemplo máximo Siria, con consecuencias imprevisibles en Líbano, donde España mantiene en el Sur un importante contingente de tropas bajo bandera de la ONU. La emigración ilegal desde Túnez y Libia ha crecido mucho y creado graves problemas en Italia. Y, más al sur, 'Al-Qaida en el Magreb Islámico', la franquicia terrorista regional, entiende aprovechar los acontecimientos y, por ejemplo en Argelia, ha vuelto a la acción armada y causado la muerte de una docena de soldados. Además, la primavera y su buen tiempo facilitarán, como cada año, el incremento de los actos de piratería en el Índico que tan seriamente han afectado a buques españoles. Más al Oriente, en Afganistán, nuestros soldados, corriendo grave riesgo, se ocupan de importantes tareas en Herat y Bagdhis. España, aunque guste poco en algunos medios, debe perseverar en Libia y es estimulante que los grandes partidos tengan clara esta opción. Y no solo porque como miembro de la OTAN, y no de los menores, tiene responsabilidades compartidas con sus socios, sino por pura defensa del interés nacional bien entendido y a largo plazo. Esta conducta es difícil de vender al público, aquí como en Londres o París. Pero es indispensable, aún con la crisis económica, mantener el esfuerzo en todas las misiones y no bajar la guardia en estos días difíciles y de gran mutación regional.

Eximente moral

La sentencia por la que el Tribunal Supremo ha absuelto a una mujer que reaccionó frente a los golpes que le propinó su pareja durante una agresión clavándole un cuchillo en el pecho considera que la agredida cuenta con la «eximente completa» de defenderse sometida a condiciones de «terror y pánico» que le impidieron responder con una acción estrictamente proporcional a la violencia que estaba sufriendo en ese momento. El hecho de que la 'cascada de puñetazos' que recibió llegara a romperle los huesos de la nariz constituye, a juicio del Supremo, prueba evidente de ello. Corregida de esta manera la resolución adoptada por la Audiencia Provincial de Cantabria, que había condenado a la mujer a un año y cuatro meses de prisión por un delito de homicidio en grado de tentativa con las atenuantes de confesión y embriaguez, y a su agresor a once meses de cárcel por la agravante de reincidencia, el Alto Tribunal sienta jurisprudencia, además, frente a la indefensión moral en la que se encuentran las víctimas de violencia de género ante la brutalidad de sus agresores.