Economia

Francia impondrá una prima a las empresas que eleven dividendos

Las cotizadas españolas pagaron en el primer trimestre 3.560 millones, un 27% más que en el mismo periodo de 2010

MADRID / PARIS. Actualizado: Guardar
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Las negociaciones salariales no avanzan en el sector privado en Francia, donde los funcionarios se enfrentan, además, a un segundo año de congelación de sus retribuciones. En este clima, y a doce meses de las elecciones presidenciales, el Gobierno de Nicolas Sarkozy ha resucitado viejos planteamientos y anuncia una ley, para su entrada en vigor en el actual ejercicio, por la que las empresas con más de 50 empleados que aumenten el dividendo a sus accionistas se verán obligadas a compensar con una 'paga' a sus trabajadores.

Trasladar esta iniciativa a España tendría notables consecuencias. Pese a la crisis, el incentivo del dividendo ha cobrado notable auge entre las compañías españolas este año. Los 3.560 millones de euros pagados por las cotizadas en el primer trimestre de 2011 suponen un incremento del 27% frente al mismo periodo del ejercicio anterior. Esta cifra ha de ser matizada, porque algunas empresas anticiparon pagos a 2009 para evitar el aumento de la fiscalidad del capital que se empezó a aplicar en enero de 2010. De ese total, un 50% lo abonó el sector eléctrico y un 33% el de la banca y servicios financieros.

Las empresas españolas se muestran decididas a mantener la política generosa de retribución al accionista que aplicaban en tiempos de crecimiento económico. «La crisis obliga ahora a muchas compañías cotizadas a buscar nuevos mercados y a planes de ajuste importantes para mantener el dividendo y hacerlo crecer», se explica en un artículo publicada en Bolsas y Mercados Españoles (BME).

Sus autoras destacan que, aunque vengan mal dadas, las empresas no renuncian al dividendo con la idea de fidelizar al accionista en momentos en que el precio de las acciones se ve muy afectado por el riesgo de mercado. En 2010, los dividendos restaron 4,5 puntos porcentuales al descenso del 17,5% del Ibex-35.

Otra avalancha de dividendos se producirá en lo que resta de abril y primeros de mayo. Es la temporada de los bancos, donde está claro que en conjunto van a pagar menos, unos 2.200 millones de euros frente a los 2.400 millones del mismo periodo de 2010. Se abre camino, al mismo tiempo, la iniciativa de ofrecer la opción voluntaria de cobrar con acciones y mantenerlas o vender los derechos de estos títulos. Empezó el Santander en 2009 y le siguieron BBVA y Popular. Esta fórmula reduce la salida de fondos de la caja de la entidad, y al receptor le permite gestionar la fiscalidad como mejor le conviene, al no aplicarse retenciones.

En Francia, el importe de la prima compensatoria del aumento del dividendo se negociará en el seno de cada compañía, y tendrá un tratamiento especial en el cálculo de las cotizaciones sociales que abonan las empresas, «siempre que no supere determinado techo». La cifra de 1.000 millones de euros se ha puesto como referencia. Las empresas con menos de 50 trabajadores podrán aplicar un sistema similar, en este caso con carácter voluntario. Para animarles, se ha apuntado la posibilidad de una exención fiscal equivalente.

La medida suscita el rechazo de los interlocutores sociales. Las centrales sindicales galas no quieren desviar el foco de la negociación salarial que, subrayan, es la que «beneficia a todos», sin discriminaciones. En un primer cálculo, la decisión podría favorecer a los ocho millones de trabajadores de las 30.000 empresas que cuentan con más de 50 asalariados. Pero la organización patronal Medef -que aglutina numerosas pymes- evoca que el 70% de las empresas francesas no pagan dividendos. Y el diario 'Le Monde' calcula, sobre la base de informes oficiales, que apenas 2,8 millones de trabajadores, menos del 10% de la población activa francesa, tienen opciones a cobrar la futura prima social obligatoria. Y es que dos de cada tres de las compañías de mayor tamaño no retribuyen al accionista vía dividendo.

Entre los sindicatos galos, el secretario general de la CFDT, François Cheréquè, criticó la iniciativa con contundencia: «Habrá muchos decepcionados, y los perdedores serán una vez más los asalariados, porque las empresas recibirán un regalo en forma de reducción de las cotizaciones». En los mismos grupos empresariales habrá discriminación entre asalariados de unas y otras compañías.