Estos turistas viven parte de su tiempo libre en caravanas. :: M. GÓMEZ
CÁDIZ

Ver amanecer en Cádiz desde una ventanilla

Un gran número de aventureros estaciona cada Semana Santa en el paseo marítimo de Cortadura El turismo de caravana, una de las formas más libre de viajar

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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«No siempre se puede amanecer ante la playa de Cádiz». Jon Rodríguez pronuncia estas palabras mientras sale de su vehículo y mira por la balaustrada de Cortadura. Llegó la noche anterior de Bilbao, junto a su compañera Leyre, y es la primera vez que entran en tierras gaditanas acomodados en una furgoneta. Y es que el turismo en autocaravana o furgón es una de las opciones más libres -y económicas- de conocer las pequeñas ciudades como Cádiz. Así, cada Semana Santa o en cualquier otro periodo vacacional, especialmente en verano, el paseo marítimo de Cortadura se llena de este tipo de visitantes que estacionan allí sus caravanas. Jóvenes o mayores, en familia, en pandilla o en pareja: el turismo más independiente no entiende de edades ni de carteras.

Aunque el mal tiempo ha espantado a la gran muchedumbre, muchos 'caravaneros' aún se resistían ayer a abandonar Cádiz. Jon cuenta que suelen ir con un portabicicletas para después desplazarse en ciudad a dos ruedas. Se sabe que no es precisamente el turismo que deja más dinero, pero es una forma de echarse la mochila a la espalda con un espíritu y una manera de entender la autonomía para poder parar en cualquier punto del mundo que contagia.

Esperanza De Tapia ya partía ayer hacia Conil junto a su marido, Augus Pinilla, después de haber disfrutado varios días de la capital. Esta pareja viaja en autocaravana desde Salamanca buscando playas y, porque no, los cortejos procesionales. «Ya conocemos muy bien Cádiz, pero es la primera vez que venimos en caravana. Sin duda, repetiríamos porque nos encanta esta manera de viajar», explica Augus. Los que ya conocen la explanada de estacionamiento de Cortadura aseguran que es una zona donde aún no hay «ninguna regulación». Sin embargo, lamentan que este tipo de turismo «se está europeizando, cuando antes era mucho más libre». Ya en varios sitios de la provincia se ha llegado a prohibir el aparcamiento de estos grandes vehículos, pero «por ahora aquí se está muy tranquilo», puntualiza el joven salmantino. El único control que ejerce la Policía es para evitar que se acampe en la zona, pero eso «no suele ocurrir», porque el libre albedrío no está reñido con la responsabilidad y allí se respira en todo momento un ambiente respetuoso.

No saben hasta cuando permanecerán en el mismo sitio, son las reglas inexistentes de los viajes sin ataduras, pero algunos siguen al menos unas pautas en su itinerario. Es el caso de Jon y Leyre que, al viajar en furgoneta, no disponen de baño: «usamos los servicios de playa y las duchas que no estén en contacto con la arena para poder usar jabón, pero siempre tenemos la norma de ir un día sí y otro no a un camping para poder usar los baños con algo más de tranquilidad». En verano, el aseo es mucho más cómodo, ya que muchos llevan duchas portátiles.

Intercambios

En solo unos metros cuadrados llevan todo lo que necesitan para conocer mundo. La ilusión de viajar crece por cada parada que realizan. Hoy pueden estar en Cádiz y mañana en Valencia, sin reservas de hotel ni búsqueda de hostales a última hora. Algunos prefieren la playa, otros la montaña, pero vayan donde vayan se mueven siempre en un entorno cordial. El techado de Cortadura se convierte a menudo en una zona de intercambios culturales y de charlas entre franceses, alemanes o españoles. A la sombra, sacan mesas y sillas para comer acompañados al aire libre o para echar un juego de cartas con los recientes vecinos.

La lluvia de ayer no permitió el colegueo entre ellos y Jon volverá a casa sin conocerlo. «Hemos venido aquí porque nos habían hablado muy bien de este sitio, escuchamos que siempre había mucho ambiente, pero el tiempo ha estropeado nuestros planes y los de muchas otras personas. Teníamos pensado permanecer hasta este domingo en Cádiz, pero con el tiempo así nos volveremos hoy mismo».

Mientras que Jon, Leyre, Augus y Esperanza se despedían para continuar su ruta, otros iban llegando. Los últimos, una familia numerosa proveniente de Francia. La llegada y salida de caravanas no cesó ayer a pesar de las pésimas previsiones meteorológicas. Pese a todo, Esperanza dice que no se han resistido a dar una vuelta por el centro. Van en familia y se abren a cualquier alternativa de ocio que surja. No dependen de nada y cada cual elige su manera de adentrarse en las calles de las urbes, en los rincones de los pueblos, en cualquier paraje natural o adonde quiera que le lleve su 'roulotte'.