Sociedad

«La Academia no es el Vaticano literario»

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Peter Englund responde a la pregunta que tantos críticos de los premios Nobel se han hecho y siguen haciéndose. ¿Es consciente la Academia de los errores cometidos, del pecado original de haber dejado que Tolstói muriera sin el Nobel y haber elegido para su primera galardón a Prudhomme, un autor irrelevante? ¿Es consciente de todos los grandes que no están en su lista?

«En cierto sentido, sí. La Academia reconoce los errores cometidos y sabe que hay muchos autores que deberían haberlo recibido y se quedaron sin él. De verdad, la lista es muy larga». Un reconocimiento de culpa por parte del secretario permanente que al anunciar hace medio año el galardón a Vargas Llosa evitó, a juicio de los especialistas, que su nombre pasara a engrosar esa lista de la vergüenza.

De todos modos, insiste Englund, «la Academia no se ve como el Vaticano de la literatura. No somos infalibles y lo asumimos de forma muy consciente. Quiero subrayar que hay una actitud de verdadera humildad por nuestra parte». No hay por tanto entre los académicos ningún afán de fijar el canon literario de nuestro tiempo. «No vamos más allá del escritor y la obra y su valor en la actualidad. De todos modos, los premiados son siempre autores muy sólidos para quienes el Nobel es un paso más».

Lo que en cambio rechaza tajante el secretario perpetuo de la Academia sueca es que el Nobel de Literatura sea un «premio de izquierdas» que resulta esquivo a quienes no comparten esa ideología. «Es una especulación sin ningún fundamento», explica. En los años en los que premiaron a Doris Lessing, Elfriede Jelinek, Harold Pinter y algún otro, «se decía que éramos de izquierdas».

Ahora, tras el premio a Vargas Llosa, apunta, se dirá que son de derechas. «Y eso cambiará en los años siguientes, según los autores a los que se premie. Son los periodistas quienes hacen las interpretaciones políticas». Y utiliza una expresión típica de Suecia para explicarlo: «Quien en su caja de herramientas lleva solamente un martillo considera que todos los problemas están siempre en los clavos».