Los servicios mínimos suponen un único vehículo por línea, lo que genera colas y largas esperas para los usuarios. :: JAVIER FERGO
Jerez

La plantilla de autobuses mantiene la huelga pese a la adjudicación definitiva

El Consistorio aprueba la concesión por 15 años a Urbanos Amarillos, pero el conflicto entre personal y empresa continúa enquistado

JEREZ. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La junta de gobierno local aprobó el pasado lunes en una sesión extraordinaria la adjudicación definitiva de la concesión del servicio de autobuses urbanos a la empresa Urbanos Amarillos. Un paso crucial con el que parecía que las aguas al fin iban a volver a su cauce y dirección y trabajadores podrían retomar las negociaciones, congeladas supuestamente porque aquélla solo tenía la concesión temporal del servicio.

Sin embargo, la plantilla se pronunció ayer para confirmar que los empleados se habían enterado de la buena nueva a través de la prensa y que, por el momento, la empresa no se había puesto en contacto con ellos, por lo que todo seguía igual. «No se han dignado a pedirnos una reunión -se lamentó el secretario del comité de empresa, Juan González-. Si no se querían sentar a negociar el convenio porque la concesión no era definitiva, ahora cuál es la excusa? Seguro que hay otros motivos ocultos. Además, nosotros no pedimos nada extraordinario, solo que se cumpla el convenio vigente en la actualidad».

Por ello, corroboró que continuarán en la misma línea y la próxima semana tienen prevista una asamblea en la que, si no cambia la situación, prorrogarán los paros por un mes más. «Así seguiremos mientras no cumplan con lo que hay, y mientras nadie nos pague lo que se nos debe». Como recordó González, aún les adeudan las nóminas de octubre, parte de noviembre y la paga extraordinaria, correspondientes a la antigua concesionaria del servicio, Cojetusa.

El pasado mes de noviembre, según ellos, la delegada de Movilidad, María del Carmen Martínez, se comprometió a que se les liquidaría esa deuda pero, de momento, tampoco lo han cumplido. En lo que respecta a Urbanos Amarillos, desde la dirección explicaron a este medio que no tenían ningún tipo de comunicación oficial sobre la concesión definitiva, y mientras esto no se produjera no se pronunciarían sobre el tema.

Y es que esa certificación que esperan puede que no la reciban hasta los meses de abril o mayo, puesto que como informó Martínez la aprobación de la junta el pasado lunes constituye «el paso más importante» pero no el definitivo, pues aunque Urbanos Amarillos ya puede considerar que tiene garantizado el servicio, a efectos legales aún quedan varios trámites burocráticos.

Llamamiento de la alcaldesa

Mientras todo esto se gesta en los despachos, el tiempo transcurre y la huelga cumple ocho días sin visos de que vaya a desaparecer a corto plazo. La alcaldesa de Jerez, Pilar Sánchez, se volvió a pronunciar ayer sobre el asunto e hizo un llamamiento al diálogo dirigido directamente a los trabajadores, a los que acusó de haber convocado una protesta «sin sentido». En concreto, subrayó que la empresa es «la segunda más importante del país», por lo que a su juicio «sería de tontos» desaprovechar la oportunidad y acabar aburriendo a la compañía.

Paralelamente a estas idas y venidas, usuarios y comerciantes rezan cada día para que las partes pongan fin al conflicto. La jornada de ayer resultó especialmente dura, ya que la incesante lluvia caída durante toda la mañana contribuyó a mermar aún más la afluencia de compradores en el centro. Especialmente grave fue el caso del Mercado de Abastos, donde a las 12.30 ya estaban empezando a recoger porque habían sufrido pérdidas de hasta el 90%.

«Nos vamos a ir porque aquí no viene nadie -se quejó el presidente de los comerciantes de la plaza, Pablo González-. Mis asociados están desesperados y dicen que algo habrá que hacer, no podemos seguir así. Aún no hemos pensado nada, porque tenemos la esperanza de que se solucione y tampoco está en nuestras manos, pero la verdad es que la huelga nos está haciendo mucho daño». Ahora miran al cielo y confían en que al menos el tiempo les dé una tregua y no termine por ahogarles en pérdidas.