Editorial

Salarios y productividad

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La canciller Merkel postula un plan de competitividad en la zona euro que, entre otras medidas, establezca la vinculación de los salarios de los trabajadores a la productividad, eliminando por tanto la extendida práctica de ligarlos a la inflación. Así lo manifestó en su visita a España, para indignación de los sindicatos y ante la relativa comprensión del Gobierno que se ha mostrado de acuerdo con la propuesta, aunque, según el ministro de Trabajo, «siempre teniendo en cuenta cómo va el poder adquisitivo de los salarios». La indexación de los salarios con la productividad, una vieja aspiración del Banco de España, es una medida indiscutible de racionalidad económica. Pero esa racionalidad no puede aplicarse ciegamente, sin modular un discurso social que surja de la política y no solo de la economía. Esta crisis, causada por el sistema financiero, que ha recibido recursos públicos a mansalva, ha costado sangre, sudor y lágrimas a la clase trabajadora, por lo que no puede trasmitirse la impresión de que, para salir del pozo, hay que acabar de laminar los derechos sociales. Sin una gran sensibilidad política, la irritación general podría acabar en estallido.