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Túnez incrementa en las calles la represión, que ya se ha cobrado 50 vidas

RABAT. Actualizado: Guardar
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Contra estudiantes, artistas, jóvenes profesionales en paro, sanitarios, abogados, blogueros, periodistas, incluso algún rapero. El Gobierno del presidente Ben Alí continúa la represión del desafío que los tunecinos han lanzado al Ejecutivo desde las calles del país norteafricano y que se ha cobrado ya cincuenta vidas, según fuentes sindicales.

Grupos de artistas, profesionales sanitarios y partidos de oposición se unieron ayer a las protestas en la capital, manifestaciones que fueron violentamente dispersadas por la Policía, aseguraron algunos de sus participantes a la prensa internacional. Mientras, en Kasserín, la región del sudoeste donde más se han dejado sentir las protestas, nuevos enfrentamientos entre jóvenes y fuerzas del orden han dejado cuatro muertes más.

Según sindicatos de la región, durante toda la noche del lunes se produjeron saqueos de comercios y viviendas, no solo por civiles sino también por policías de paisano. Algunos de los manifestantes recibieron disparos procedentes de francotiradores apostados en los tejados de varios edificios de la ciudad.

Tal y como se había anunciado el lunes, ninguno de los centros educativos, incluidas las universidades, que se encuentran en pleno período de exámenes, abrió sus puertas ayer, y permanecerán cerradas hasta nuevo aviso. El régimen de Zine el-Abidine Ben Alí teme que la rebelión se extienda entre los estudiantes, que ya han comenzado a organizarse a través de Facebook y otras redes sociales.

Cifras dispares

El último balance del Gobierno tunecino eleva las víctimas mortales por las revueltas a dieciocho. Sin embargo, la Federación Internacional por los Derechos Humanos (FIDH), con sede en París, ha informado de que, según una lista recopilada entre activistas, sindicalistas y personal sanitario, hay al menos 35 muertos. La Unión General de Trabajadores Tunecinos habla ya de al menos medio centenar de fallecidos, según informó Efe.

Tanto la UE como EE UU han mostrado su preocupación por la ola de violencia y han pedido al Gobierno tunecino que respete las libertades fundamentales y de expresión. Ayer, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, se unió a la condena con un breve comunicado en el que pedía «contención a las partes».

Las protestas por la falta de empleo y oportunidades de futuro para los jóvenes comenzaron el 17 de diciembre, cuando un diplomado en paro se quemó a lo bonzo después de que la Policía le pegara, humillara públicamente y le confiscara el carrito de fruta con el que se ganaba la vida.