Las cubiertas metálicas de un aparcamiento en San Fernando fueron arrancadas. / V. L.
LOS DAÑOS DEL TEMPORAL

La tempestad hace estragos en Cádiz

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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La lluvia y el viento, sobre todo éste último, volvieron a azotar con especial virulencia en la jornada de ayer, hasta el punto de que los bomberos del Consorcio Provincial de Bomberos tuvieron que intervenir en al menos medio centenar de ocasiones a lo largo y ancho de provincia. La mayoría de las veces, para retirar carteles, ramas o vallas que salieron volando.

Algeciras o Sanlúcar fueron las ciudades que tuvieron más intervenciones de este tipo, pero fueron sin duda Jerez y San Fernando las que más daños sufrieron por la tempestad. En La Isla se vivió el suceso más impactante, al declararse un tornado en el polígono industrial de Fadricas II que, a pesar de ser considerado «pequeño», tuvo fuerza para llevarse por delante el techo y la puerta metálica de una nave industrial, y retorcer como 'mantequilla' las cubiertas de hierro de un aparcamiento, que literalmente, salieron volando. En algunas localidades del interior, como Jerez, se registraron rachas de viento del sur de hasta 71 kilómetros por hora y de 95 en Tarifa. Por otro lado, el agua de lluvia acumulada a lo largo de la jornada -según la Aemet- alcanzó los 30 litros por metro cuadrado en Vejer y Grazalema, y 15 litros en la Bahía. Los pluviómetros de la Agencia Andaluza del Agua, sin embargo, superaron esa cantidad en puntos como Los Barrios (en 12 horas recabaron hasta 53 litros por metro cuadrado) o Jerez (a lo largo del día se recogieron 47 litros). A pesar de todo, la Aemet retiró, en la tarde de ayer, todas las alertas por precipitaciones y viento y solo mantuvo la amarilla por vientos costeros, que pasó por la noche a naranja. Para hoy se anuncia de nuevo la alerta amarilla por vientos.

Los destrozos que dejó ayer el tornado a su paso por el polígono de Fadricas II en San Fernando eran espectaculares. Pasado el mediodía, los bomberos se afanaban por retirar los trozos del tejado de la nave industrial de la empresa Matamoros, dedicada a la construcción, que fue levantado de cuajo. El mismo edificio perdió una puerta de hierro que voló como una hoja de papel a pesar de su gran tamaño y que acabó sobre un vehículo. No fueron las únicas cosas que el viento se llevó en aquella zona, pues dejó vallas, señales y ramas por doquier. «Fue increíble, vi cómo el tornado levantaba un árbol», recordaba uno de los testigos, que explicaban la trayectoria del tifón: al parecer, entró por las instalaciones deportivas de Bahía Sur; en el camino se topó con los aparcamientos del supermercado Maxi Día, donde retorció y arrancó los voladizos metálicos. También tiró abajo una farola. Luego continuó por los tejados del polígono industrial de Fadricas II y se perdió su rastro. Además de daños materiales, dejó algunos heridos leves que sufrieron contusiones. Hace justo un año, en la Nochebuena de 2009, otro tornado similar arrasó el parking de Bahía Sur, que por precaución retiró los techos de metal de forma permanente. En Puerto Real también se percibió ayer un 'mini tifón' que recorrió el centro del pueblo, o al menos, rachas tan fuertes que destrozaron los tenderetes del mercadillo de la Plaza de Jesús.

Los caballos fueron los protagonistas de las intervenciones por el temporal de los bomberos del parque de Villamartín, que llegaron a rescatar a ocho ejemplares de las aguas desbordadas del Guadalete. Al menos tres de los animales fueron salvados en las calles anegadas del pueblo. El resto, estaban en distintos tramos de río. Una yegua estuvo a punto de ahogarse al quedar amarrada en una valla, y hubo que aplicarles mantas térmicas.

La mañana en la capital amaneció lluviosa, pero por suerte, las consecuencias no fueron graves. Los mayores destrozos los causó el viento, que además de obligar a cancelar los servicios de catamarán -ayer y hoy- dieron un susto en el Mercado Central, donde la zona de las pescaderías tuvo que ser acordonada por los bomberos al desestabilizarse el pesado sistema de toldos. Con todo, al mediodía los detallistas volvían a abrir al repararse el daño. Según el Ayuntamiento y Bomberos, se dieron otros incidentes menores, como la caída de ramas y algún cascote -sin heridos-, el afianzamiento de andamios, y algunas inundaciones de calles -como Cristóbal Colón-. Quizá el de mayor envergadura fue el desprendimiento de una viga en una casa, por agua acumulada en la azotea, en San José 45, alrededor de las 14.00 horas. Pero la vivienda estaba deshabitada.

Los peores temores de los vecinos de las zonas rurales de Jerez -que aún se recuperan de las inundaciones del pasado año- se cumplieron; y de nuevo, el agua tomó algunas viviendas de las pedanías jerezanas. En La Greduela, el núcleo más perjudicado, tres familias pasaron la noche achicando -con por sus solidarios vecinos- sus casas. «El agua llegaba al zocalillo; menos mal que hemos podido sacarla con la bomba», explicaba Ana María Iglesias, una de las afectadas cuyos muebles acabaron mojados. Otros vecinos lograron colocar ladrillos antes de que la tromba entrara. «Tenemos miedo», reconocían. En El Portal también se inundaron dos casas, pero sin daños.