Un espectacular vestido de noche, en la boutique gaditana Karen. :: VÍCTOR LÓPEZ
Sociedad

TEMPLOS DE LA MODA MÁS EXCLUSIVA

Cádiz concentra en su 'milla de oro' boutiques con firmas de lujo, ropa vintage y diseños 'handmade'

CÁDIZ Actualizado: Guardar
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cádiz. Diseños naïf de Kling, zapatos personalizados de Cuplé, complementos vintage, accesorios fabricados a mano y calzado de lujo inspirado en el look de ‘Mad Men’ de Chie Miara. La distinción y la elegancia se dan cita en unas pocas boutiques del centro de Cádiz, que apuestan por nuevos conceptos de tiendas para ‘fashionistas’ urbanitas. Reunidas prácticamente en torno a unas pocas manzanas, ofrecen a los compradores más exquisitos productos diferentes, difíciles de encontrar en la provincia. Cádiz ya tiene su particular ‘milla de oro’, un Serrano o un Paseo de Gràcia hecho a la medida de los gaditanos, y ésta se ubica en torno a las calles Valverde y José del Toro principalmente.

Staff, Karen, Yokana, Babia, El Indiegena, Soho o Tandem (esta última en la calle Ancha) venden una moda diferente, alejada de franquicias, folclore o diseños tradicionales. Si uno quiere desmarcarse y lucir prendas originales que impida situaciones incómodas como darse de bruces con alguien que lleva su mismo modelito, sólo tiene que pasear por estas dos arterias gaditanas para comprobar que en Cádiz también se puede vestir a la medida de Londres, París o Milán, los grandes epicentros del glamour.

Precisamente con ese espíritu diferenciador y moderno nace Quitapenas, una mezcla entre boutique, tienda de discos y estudio de diseño que acaba de abrir sus puertas en el número 20 de José del Toro. Juncal, su dueña, reconoce que hasta ahora en Cádiz no había un concepto de negocio igual. «Se trata de la creatividad llevada a distintos campos», comenta esta joven, una de las integrantes de la asociación Secretismo Puro, artífices del proyecto musical Mirador Pop, que durante los últimos meses ha traído a la ciudad a grandes exponentes de la música indie.

Sushi de ganchillo

«Se trata de ofrecer algo que nos gusta y no hay». Así, en Quitapenas pueden encontrarse modelitos retro, objetos decorativos hechos de ganchillo –hasta un plato de sushi o una hamburguesa con patatas fritas–, broches, diademas ye-yé, cuadernos de cocina o maletas antiguas. Pero, sin duda, lo que la diferencia es sus creaciones artesanales, sus muebles reutilizados –también a la venta– y su gran colección de vinilos. Pero no se trata de una tienda dirigida únicamente a los adultos, ya que cuentan con muchos artículos para los más pequeños inspirados en los juguetes de antaño. «Se han vendido muy bien las casas de cartón y los totems desmontables», apunta Juncal, mientras enseña otra de sus grandes apuestas, la bisutería de una diseñadora local que luce en un «mueblecito gallinero».

En lo referente a zapatos, Tándem exhibe nada más entrar a su tienda de la calle Ancha una larga fila con diseños inspirados en los años veinte de la firma Chie Miara. Los modelos son impresionantes, y predominan los flecos y el terciopelo en los más elegantes. A sólo unos metros, en Valverde, se alza otro gran templo ‘trendy’, Staff, donde Inma y Cuki enseñan los vestidos que les acaban de llegar. Son modelos de la firma Blush, una marca londinense que acaba de aterrizar en España. Junto a ellos, resplandecen los trajes de Oriol London, minivestidos ‘low cost’ de inspiración retro. Pese a la originalidad de las prendas, el precio no sobrepasa los 60 euros.

Al fondo, está la sección de calzado, donde los zapatos de Cuplé son los reyes. Los diseños de esta empresa española vuelan de los estantes. «Es un ejemplo de productos de calidad a un precio asequible, además ofrecemos la oportunidad de personalizar los zapatos», explica Inma. Yes que en Staff uno puede elegir un modelo de Cuplé y encargarlo en la piel o el color que se desee. «Y al mismo precio», sostiene la dependienta. En esta sección, también se concentra lo último de Búnker, Almansa o Munich, expertos en calzado masculino.

Desde hace tres años, esta pareja de comerciantes regenta una de las tiendas más exclusivas de la ciudad, que se integra dentro de la asociación Cádiz 21, a la que también pertenecen otras de esta zona del centro, nuevas boutiques de espíritu joven y cosmopolita.

También en Valverde, Karen vende moda para un público refinado y de alto poder adquisitivo. Es la tienda favorita de Teófila Martínez y Marta Meléndez. «Algunas veces han coincidido en la tienda y todo», comenta la propia Karen mientras muestra lo último de Guess o TCN, «la marca que visten todas las famosas». Los diseños de fiesta de Paola Frani o Isabel de Pedro «se venden superbien», explica esta empresaria, que reconoce que apenas ha sufrido el azote de la crisis. «No hemos hecho nuevos clientes, pero tenemos un grupo muy fiel. Viene gente de toda la provincia».

Por su parte, Babia, en la misma calle, hace gala de un toque más joven y desenfadado. Los vestidos de Kling son la gran joya de esta pequeña tienda que muestra en su puerta un cartel de fieltro que señala el horario de apertura. Un detalle que avisa al cliente de que lo que tiene ante sus ojos está hecho con mucho mimo. En el mostrador, hay anillos ‘vintage’ y otros hechos con sugus o chapas de botellas.«Estos los hace un chico que es protésico dental», comenta la dueña. Además de Kling, hay prendas de Pepa Loves, Titis o Lolai Lola, una diseñadora de Chiclana que vende lo que quiere. «En verano volaron todos sus diseños».

Sello neoyorquino

Para los que busquen un estilo más informal y deportivo, su templo es Soho, en José del Toro. Zapatillas de Hummel y Kawasaki, alpargatas de Paez, relojes de Groove o las famosas gorras de New Era pueblan sus estantes. Pero el as que Nacho, el dueño, guarda bajo la manga es la ropa de Loreak Mendian, la «firma de la margarita». Entre las novedades, hay camisetas de Youreyeslive, una firma que llega directa de Candem Town, el barrio más underground de Londres.

La decoración de este local inspirado en las tiendas del Soho neoyorquino lo diferencia del resto. En el escaparate lucen las obras de un pintor local, Alfonso Barrera, y dentro hay objetos anacrónicos, sacados del túnel del tiempo. Una tele antigua, una vieja nevera que hace las veces de almacén y reproductores de cassettes. «Todo es reciclado, como estos muebles, que están salidos de un contenedor», confiesa Nacho, cuyo hermano regenta la otra tienda que ambos poseen en las afueras de Milán. «La verdad es que sí que nos hemos planteado lo de cambiarnos el uno por el otro. Yo me iría a Italia en verano, ¡estoy harto de playa!».