CARTAS AL DIRECTOR

La perfección, ¿en el cuerpo?

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Tenemos la obligación de mostrarnos atractivos, limpios y aseados, por respeto a los demás, pero dentro de unos límites. Que la delgadez o la obesidad, se considera así según quién opine. Hay algunos que piensan que su peso es el ideal y otros, por el contrario, hacen crítica de su peso por más o por menos, al ver su imagen frente al espejo. El sobrepeso no es deseable y los médicos siempre hemos abogado por ese control, cuyo exceso da lugar a tantas alteraciones, cardiopulmonares y traumatológicas. El organismo no está preparado para soportar más kilos de los que puede y debe. Pero ahora, como en tantas cuestiones, se ha desorbitado este problema. Hay un pánico a la imperfección, o a lo que cada cual opine de ella, y así se puede caer en la anorexia por creerse obeso-obesa. De todas formas los modos y las modas cambian y lo que nos puede parecer perfecto, con el paso de los años puede resultar ridículo. Ahora consideraríamos «metiditas en carnes» a las que en los tiempos de Rubens eran mujeres bandera. El ocuparme ahora de este tema es debido a la obsesión por la perfección corporal, o a lo que denominan lo perfecto. Y todo al precio que sea. El cuerpo tiene su importancia y si su cuidado requiere sacrificio, a veces heroico, ¿no sería deseable el mismo esfuerzo o más, y pensar en otros factores que hacen más amable la convivencia entre los humanos? Considerar la importancia de ser amables, generosos. y en tantos valores que conforman esa belleza interior y que pocas veces tomamos en serio. No se ven, pero se notan. Si, además, no somos patológicos del comer o del adelgazar, conseguiremos ese cuerpo 10 por el que tantas y tantos suspiran de cara al verano y su exhibición.