HISPANIA

La calamidad de Telecinco con 'Felipe y Letizia' ha sido tan notable que frente a ella, y por comparación, sale muy reforzada la apuesta rival de Antena 3: 'Hispania', esa serie que trata de recrear la epopeya de Viriato. Y desde luego, no hay comparación posible entre una serie y otra, porque 'Felipe y Letizia' es una acumulación de despropósitos. Ahora bien, también sobre 'Hispania' hay que decir algo, y desagradable. Ante todo, lo siguiente: en el plano narrativo, 'Hispania' es una colección de tópicos tomados de otros productos recientes sin el menor escrúpulo, y en el plano histórico, el argumento es de un maniqueísmo tan elemental que aterra. Sobre la primera cuestión le propongo a usted un fácil ejercicio: sírvase comparar las escenas de 'Hispania' con las de 'Braveheart' y verá que muchos planos de la serie de Antena 3 están calcados de la película de Gibson. Y en cuanto al otro aspecto, el histórico, toda crítica será poca. Mauricio Pastor, el universitario que ha ejercido de asesor histórico de 'Hispania', es un profesional serio, de manera que me lo imagino comiéndose el sombrero -o el birrete doctoral-al toparse con las innumerables pifias de esta serie de Antena 3.

Cuestiones concretas: los lusitanos no podían llamarse a sí mismos «hispanos», porque esa es una denominación estrictamente romana. Tampoco los lusitanos podían responder al nombre de 'Héctor', 'Darío' o 'Paulo', como los personajes de 'Hispania', porque ninguno de esos nombres pertenece a la patronímica celta ni celtíbera. Y cuestiones más generales: el recurso de presentar a los romanos como los nazis de la antigüedad no deja de ser una soberana estupidez, y la estampa de los lusitanos como bucólicos y pacíficos pastorcillos es otra. Para colmo de males, el chafarrinón histórico se adorna con abundantes escenas de violencia gratuita y amagos sexuales, lo cual convierte a 'Hispania' en un producto de una simplicidad sin límites. Es para llorar.