Los vecinos de los pisos comenzarán una «nueva vida» en ellos. :: MIGUEL GÓMEZ
CÁDIZ

La entrega de las llaves de Solano, 28 acaba con seis años de «larga espera»

Seis jóvenes familias gaditanas se trasladarán en los próximos meses a este edificio del siglo XVIII recién reformado

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Alex tiene dos años. Mientras espera a que sus padres reciban las llaves de su nueva casa corretea entre las piernas de los que serán sus próximos vecinos, los que le verán crecer. Lo mira todo, desde las paredes recién pintadas hasta la claraboya de cristal que deja entrar la luz en el patio interior. Alex sonríe nervioso. Está más excitado incluso que su madre, Olga García, quien intenta que se calme un poco. Es difícil porque ni ella ni su pareja pueden disimular su entusiasmo. El entusiasmo de entrar por primera vez, tras seis largos años, en la que será su casa, su hogar. Ha sido una larga espera.

Al igual que Alejandro Recio y Chari Castañeda, sus nuevos vecinos del segundo, han pasado muchas veces por delante de una puerta que hasta ahora estaba cerrada. «Hemos sido testigos de todo el proceso de la obra, de vez en cuando pasábamos por delante para ver como se desarrollaba y calculábamos cuándo nos la entregarían». Olga cuenta que curiosamente, la ventana por la que ha examinado todo el proceso es precisamente la que formará parte de su salón.

Tras cruzar el umbral de su puerta no puede ocultar la emoción. Por fin. Alex revisa cada una de las habitaciones mientras que esta gaditana repasa todos los detalles acompañada de su pareja y de toda su familia. «La cocina es un poco pequeña», comentan su madre y su suegra, «pero es normal porque esto antes era una casa palacio y la han tenido que transformar entera». Ahora el tamaño es lo de menos, lo importante es que el momento de la mudanza ha llegado. Olga cuenta que ahora queda amueblarla. «En este tiempo hemos estado viendo algunas cosas pero sin tener las medidas es imposible comprar nada». Los que también se darán prisa es el matrimonio de Alejandro y Chari. «El viernes pasado nos avisó Procasa y desde entonces no hemos podido dormir». Son los nervios, la ilusión de comenzar la vida en pareja. «Nos casamos el año pasado pero hemos estado viviendo con mi madre, así que ahora empezaremos la vida realmente conjunta».

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