Familias enteras turieron que ser auxiliadas. :: R. SANTOS-RADIO CHICLANA
Chiclana

Nadie olvida 'la riá' 45 años después

El desbordamiento del río Iro el 19 de octubre de 1965 inundó el municipio sin causar víctimas, pero cambió para siempre la historia de la localidad

Chiclana Actualizado: Guardar
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No hubo actos oficiales para recordar la triste efemérides, pero las imágenes de la riada del 65 volvieron de nuevo a la mente de miles de chiclaneros. Ayer se cumplieron 45 años justos de las mayores inundaciones que ha sufrido Chiclana en su historia moderna.

Transcurrían las once de la mañana de un 19 de octubre de 1965 frío y desapacible. Llevaba toda la madrugada lloviendo «a espuertas» según recuerdan los más mayores, y se mascaba la tragedia. En apenas unas horas la Alameda, toda la zona del campo de fútbol, el añorado Teatro García Gutiérrez y en general las principales calles anexas a la ribera del Iro se llenaron de agua.

Las fortísimas precipitaciones que cayeron en las zonas altas de Medina Sidonia hicieron que el cauce del río chiclanero no aguantara. El agua anegó barriadas enteras, en algunas zonas se alcanzaron los tres metros de altura, quedaron sepultados los bajos y la fuerte corriente derribó muros y acabó con negocios como el kiosko de la Alameda, dejando un paisaje de furia y destrucción sin precedentes.

Algunos de los chiclaneros que vivieron el día en que cambió el sino de la historia de la localidad, todavía dan «gracias a dios» por el hecho de que la riada, o 'riá', como popularmente se conoce a aquella jornada en la localidad, tuviese lugar de día y no de madrugada. «Si el agua hubiera llegado por la noche hubiera sido trágico», explican.

Y es que las peores inundaciones de la historia local no dejaron víctimas mortales, pero el caos, las tareas de limpieza, y el tremendo susto por lo vivido, en un pueblo agrícola en plena dictadura, fueron la tónica durante semanas. Niños amarrados con cuerdas a postes donde se ataban burros, familias rescatadas de las azoteas donde se habían refugiado por helicópteros llegados desde las base de Rota, y zodiacs evacuando toda la noche dibujan un escenario dantesco.

Las labores de reconstrucción fueron interminables. Hubo quien pilló 60.000 pesetas de indemnización por daños, y se celebró una corrida de toros benéfica en el coso de Cádiz capital. En ellas tomaron parte Paquirri o Pepe Limeño de forma desinteresada.

Desde aquel fatídico 1965, los sucesivos gobiernos municipales, incluido el de Tomás Collantes, alcalde el año de la riada, se han esforzado en evitar que la situación se repita. En 1996, 1999 y el pasado invierno el Iro volvió a desbordarse de forma parcial. Por suerte, la mayor anchura del cauce y una moderna red de pluviales consiguieron aplacar la furia de la naturaleza.