PINCHITO MORUNO

LOS HOMBRES DEL CAMPO

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Me acabo de comer una rodaja de carne mechá, gordita, como de medio deo, metía en dos medias rodajas de pan de telera y luego un filete de lisa, albur le llaman en Trebujena, vuelta y vuelta con lo que ya soy feliz para una semana. Ha sido en Trebujena. La carne mechá en El Litri, acompañada, además, del primer mosto del año, y la lisa en La Venta Manolo, en la carretera de Lebrija.

Reconozco que tengo debilidad por Trebujena. Tienen muy buen humor en todo lo que hacen y esa es la mejor filosofía de la vida... mucho mejor que estar todo el día dando chillíos. Estuve por allí porque Pepe Cabral, el que fuera delegado de Agricultura de la Junta hace ya un montón de años, presentaba, a sus 62 años, un mosto que ha hecho él y quiere comercializar. Lo ha llamado entusiástico y la verdad es que entusiasma verlo con esa edad montando una empresa y proponiendo toda una filosofía del vino en la zona, defendiendo convertir el mosto en la solución a los problemas que sufre el sector en la provincia, particularmente el relacionado con el Jerez.

En el acto lo acompañaba Paco Casero, el que fuera fundador del Sindicato de Obreros del Campo y ahora presidente del Comité Andaluz de Agricultura Ecológica (Caae). Paco, que lleva el botón de arriba de las camisas puesto pero sin corbata como mucha gente del campo cuando va «bien vestío», reivindicó en su discurso a este colectivo, al que no se valora.

Creo que tiene mucha razón. No se valora a la gente del campo. Reconozco que, para mi vergüenza, hasta los cuarenta años, y gracias a mi amigo Paco Vázquez de Conil, no vi por primera vez unos chícharos en donde nacen, y eso no puede ser. En muchas ocasiones nos creemos que un bisté empanao sale de una fábrica y que un calabacín, es una calabaza puesta a régimen. Es necesario que la gente conozca los principios de las cosas, que valore el trabajo de los que están en el origen de los productos, muchas veces desconocidos. Quizás un chiquillo respete mucho más un árbol o el cesped de un jardín si ha visto que de ejemplares como esos salen las «narajas» del zumo que le hace la madre por las mañanas. Creo que lo que dice Paco Casero debe ser valorado y fomentar el conocimiento del campo. Que no sea una rareza que un niño o una niña, cuando le pregunten qué quiere ser de mayor, diga yo, de campo, cultivando los mejores tomates coloraos del mundo.