ESPAÑA

FALTA DE CLARIDAD Y COHERENCIA

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La comparecencia del presidente Zapatero para informar sobre la misión española en Afganistán ha vuelto a poner de relieve la falta de una política exterior clara y coherente. A los 1.500 soldados españoles destacados allí y al conjunto de la sociedad española no se les ha ofrecido una fecha clara de retirada, como en cambio sí ha hecho Barack Obama con los suyos. El presidente norteamericano está preocupado por la larga duración de la guerra (nueve años), los resultados todavía escasos, la impopularidad y el alto coste en vidas y en dinero. La contienda solo es respaldada por el 43% de la población, a pesar del enorme patriotismo que caracteriza a su nación. Así que mientras que las tropas de Estados Unidos iniciarán el repliegue en julio de 2011, nosotros sólo nos iremos, ha venido a decir nuestro jefe de Gobierno, cuando nos den permiso, en compensación a la equivocada decisión de retirada unilateral y sin consultas a nuestros aliados en Irak.

Tampoco ha reconocido Zapatero de una vez que participamos en una verdadera guerra, en la que han muerto 93 de nuestros soldados. Resulta contraproducente insistir en que la misión española está orientada a un pretendido objetivo humanitario, porque se dificulta su capacidad operativa y su relación con los otros Ejércitos occidentales. Los eufemismos tampoco sirven ante la evidencia de que estamos ante un conflicto muy difícil de ganar y que tiene lugar no en un país sino en un territorio fragmentado y no controlado por el pretendido Gobierno afgano.

El Ejecutivo de Karzai sigue inundado de corrupción, en parte financiada por la ayuda extranjera a la reconstrucción, y camina a paso de tortuga hacia el objetivo de hacerse cargo de la seguridad de la zona. Ante esta situación, la pregunta sigue siendo si no hay una manera mejor de estar en Afganistán el tiempo que sea necesario y de explicar con transparencia las dificultades y los verdaderos objetivos de nuestra misión.