Opinion

De expulsiones y bodas

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El ministro de Inmigración francés ha retrasado su boda porque un grupo de mil manifestantes de Facebook pensaba asistir para protestar por la expulsión de inmigrantes rumanos. Al hacerlo, Eric Besson ha proclamado que «debe existir una muralla de China entre los asuntos públicos y los privados». Yo le daría la razón si el problema político se limitara a la conveniencia o no de una inversión industrial, o de modificar un edificio. Pero cuando su política racista está repercutiendo gravísimamente en la vida privada de muchísimas familias, víctimas directas de ella, y amenaza a muchísimas más, suscitando un enorme clamor ciudadano e institucional, hay que tener muy poco pudor para reclamar que no afecte a una fiesta personal suya. No puede estar más patente su falta de humanidad.