Sociedad

Divorcio póstumo en Iria Flavia

La Xunta de Galicia se hará cargo del desatendido legado literario del premio Nobel Camilo José Cela

VIGO. Actualizado: Guardar
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El clásico «hasta que la muerte os separe» se ha hecho virtual en Iria Flavia. Lo que la muerte dejó sin separar ha tenido ya su epílogo. Marina Castaño ya no preside la Fundación Camilo José Cela. Como si de una vieja fotografía se tratase, la viuda de Cela seguirá en un rincón de la cómoda enmarcada en el oropel de la Presidencia de Honor hasta que los aires renovados de la nueva pareja histórica, la Xunta de Galicia, tomen otra dirección.

Que la situación parezca más un culebrón al estilo 'Dinastía', con no pocos paralelismos con aquel otro de 'La Fundación', es el resultado de la desafección del escritor padronés hacia su anterior esposa, Rosario Conde, y su hijo, Camilo José Cela Conde y de los, por lo visto, oscuros manejos de su viuda, Marina Castaño, quien se ha visto desbordada por lo que muchos consideran una desastrosa gestión del legado del escritor y una excesiva codicia.

Lo cierto es que el funcionamiento de la Fundación era errático últimamente. Algunas voces se habían alzado alertando del descuido en que se había sumergido el legado.

El pasado dos de julio, la Xunta y Marina Castaño firmaron el convenio en virtud del cual será la Administración Autonómica la que se encargará de gestionar la Fundación Cela, confirmando la amplia remodelación de su equipo rector, y en el que la viuda del Nobel cede la presidencia ejecutiva en favor del gobierno gallego, que le reserva el papel de Presidenta de Honor.

Al rescate del patrimonio literario, artístico e histórico que se guarda en la vieja casona de Iria Flavia, sede de la Fundación, ha acudido la Xunta de Galicia, no sin recibir algunas críticas, rápidamente contestadas por el presidente del ejecutivo gallego, Alberto Núñez Feijóo, quien aseguró que la asunción de la presidencia de la Fundación pretende únicamente evitar que el legado del padronés acabe fuera de Galicia.

El cómo se han dilapidado los 550.000 euros del presupuesto anual de la Fundación es uno de los motivos de esta «nacionalización» del legado de Cela, aunque no faltan las sospechas que apuntan que han sido destinados a mejorar la posición económica personal de Marina Castaño. Lo que haya que saber, se sabrá.

Pero la historia suele hacer jugarretas con el destino y, en un bucle espacio-tiemporal, el legado literario acabará, aunque se diga que es una cesión temporal, en lo que muchos consideran el mausoleo que Manuel Fraga se ha hecho construir sobre el monte Gaiás a las afueras de Santiago de Compostela: la 'Cidade da Cultura'.