De izquierda a derecha, Sanlúcar, Serranito y Sánchez, en los camerinos del Principal antes de comenzar una de las sesiones. :: A. J.
Sociedad

La guitarra española cobra protagonismo

En estos días desfilan por las tablas del Teatro Principal de Puerto Real primeras figuras del cante y el toque que apoyan la iniciativa Manolo Sanlúcar afronta la grabación de una magna obra audiovisual sobre este instrumento

PUERTO REAL. Actualizado: Guardar
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«La guitarra es el instrumento que registra el comportamiento del flamenco, el único dentro de él que realiza polifonías, que puede estar dando seis notas a la vez». Son palabras del maestro Manolo Sanlúcar, quien un día se decidió a embarcarse en una aventura titánica de cara a la posteridad: levantar una obra en pos de la didáctica flamenca, dedicada por completo a la guitarra.

Sanlúcar persigue «algo ejemplar, un referente del flamenco al que pueda acudir la gente siempre». Aunque pasen los siglos: «Dentro de 2.000 años, una soleá seguirá siendo lo mismo que hoy», asienta los cánones el maestro.

El objetivo es dejar un legado para que todo el que se acerque al flamenco pueda hacerlo de una manera documentada. «Esto no es sólo para que el flamenquito entienda de folklore, sino para que un músico ruso pueda entrar en una partitura y comprenderla», cuenta Sanlúcar.

«Cultura escolástica»

«Se trata de registrar algo que no se ha hecho nunca», valora respecto a la «cultura escolástica y profunda» en torno a la que gira la guitarra, y que todavía no se había documentado en lo musical.

La iniciativa ha estado apoyada desde un principio por la Agencia Andaluza para el Desarrollo del Flamenco de la Junta de Andalucía.

En su cruzada, Sanlúcar se aliará con lo audiovisual. Marca distancias sobre lo que han aportado los discos. Aquí se podrá escuchar, pero también ver, algo que entiende «será bueno para los guitarristas, porque les servirá de referente».

Ese valor ejemplarizante le ha exigido un análisis previo «profundo y concienzudo» sobre la obra de los artistas que iban a grabar. Luego llegarían las matizaciones puntillistas en torno a «aquello que no es escolásticamente correcto».

Esto ha requerido del promotor un plus de disciplina. «Los guitarristas no se forman para ser profesores, sino artistas; ninguna discográfica se pregunta si aquello se está tocando del modo correcto», diferencia para pulir vicios enquistados a lo largo de años.

La imagen irá igualmente acompañada de documentación, en la que ya hace tres años que viene trabajando su creador, y en la que explicará a fondo todo el contenido.

Toda esta antesala ha dejado paso por fin al momento de las grabaciones. Desde el lunes de esta misma semana, en que abrió telón Marina Heredia, serán muchas primeras figuras, en torno a las 50, las que en varias etapas y en un absoluto ambiente de discreción pasen por el Teatro Principal de Puerto Real, hasta que la obra quede concluida.

Quedarán registradas unas 70 ó 80 obras, que se contagiarán del talento, entre otros, de Carmen Linares, Esperanza Fernández, Paco Cepero, Miguel Poveda, Eva la Yerbabuena o el propio Sanlúcar.

Formar parte de la nómina de elegidos es toda una honra. Así lo plasma el cantaor Calixto Sánchez: «Para mí es una gran motivo de satisfacción poder participar en una obra de esta envergadura», valora sinceramente, a lo que suma el hecho de «estar dirigido por un gran maestro como Manolo».

En su caso, Sanlúcar le propuso una serie de cantes, aunque confiesa que el guitarrista fue quien tomó la batuta. «Al final escogí los que él me indicó», asume. Entre ellos, unas serranas, «que se cantan muy poco», y unas peteneras.

El guitarrista Víctor Monge 'Serranito', compañero de jornada, se muestra orgulloso de que por fin se le dé su lugar al instrumento que lleva acariciando toda su vida. «La guitarra siempre había sido la tercera en discordia, y ya era hora de que el público entendiera que en realidad es la que lleva la voz cantante», presume para marcar el terreno: «Un buen cantante con un mal arreglo, siempre sonará mal».

Vanguardia y revolución

Serranito apela a los avances «en la técnica, los conocimientos y la musicalidad» para enarbolar una vanguardia con la que entiende que la guitarra «ha revolucionado» al cante y al baile y «les ha marcado la pauta» en su evolución.

Monge se aleja con todo de estampas bohemias: «La guitarra te exige mucha disciplina, nosotros siempre hemos sido los más estudiosos y los más formales», habla sobre un sentido del trabajo que ya se ha contagiado a la mayoría de los cantaores. «Hoy en día ellos también se preocupan», traza el perfil de las nuevas generaciones.

Con prisa, uno y otro se sumergen en lo opaco del escenario. Queda faena por delante. Cuando el maestro termine su parte la entregará a la Junta, que será quien la distribuya hasta donde quiera hacer llegar al flamenco. Ya entonces la obra no tendrá firma. Será cosa de todos. Será algo para siempre.