«Los que basan todo el arte en la magia es porque no saben cómo explicarlo»

«Arte jondo para profanos», podría llevar por lema el desafío que ha emprendido Sanlúcar, quien lo valora como «una alternativa para la explicación a una persona ajena a esta cultura o al músico que viene preguntando».

El maestro lucha porque esa respuesta sea expurgada de prejuicios. «Les pueden contestar que todo esto es cosa del corazón, y que se lleva en la sangre», tópico respecto al que el guitarrista se permite ironizar sobre el flamenco, como si fuera obra «de una tribu de un pueblo perdido del antiguo Oriente».

Es, en el fondo, un combate contra la ignorancia. «Los que basan este arte en la magia es porque no saben explicarlo», destripa una sistemática con la que pretende «poner el flamenco a la misma altura de otras escuelas musicales».

Sanlúcar se duele de un pecado que ha sometido a muchos: «Nuestra cultura ha sido muy mal entendida por los que son ajenos a ella, que creen que todo esto es fruto de la improvisación». Hacía falta eminencias que le dieran su verdadero sitio, y en esto hace prevalecer a «Don» Manuel de Falla, con el tratamiento de respeto por delante.

«Él acudió al flamenco para extraer lo que en esta música armonizaba», intenta alejar tópicos sobre un fenómeno que ha llevado a que, según se queja, «hasta hace poco al flamenco no se le consideraba una música de Occidente, sino simplemente andaluza».

Acostumbrados a vivir bajo el 'poderío' del cante, el proyecto supone además una vindicación. «La esencia del flamenco es la música; una seguiriya no es la letra, sino la música», defiende. Y pone al toque en su sitio: «Un cantaor diciendo un verso no está haciendo flamenco», sentencia.