Sigue llorando. Ya no se deshace en lágrimas como en 'OT', pero 'Busta' defiende a los hombres que lloran. «Es muy bueno». :: L. V.
Sociedad

«Yo creo que Paula me prefería gordito»

David Bustamante CantanteTierno como siempre, pero con un tipazo como nunca, afirma que para ser feliz del todo sólo le falta librarse de los paparazzi

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Con disco nuevo -'A contracorriente', un cóctel de baladas y música de baile- y nuevo cuerpo -músculos impresionantes muy trabajados a golpe de ejercicio-, a David Bustamante, que ya presumía de esposa y de hija, se le ve pletórico, energético, como si se hubiese tomado una sobredosis de gingseng. Un entusiasmo que nunca ha perdido, a pesar de que en los casi diez años que han pasado desde que se estrenó en 'OT' su vida no ha sido un camino de rosas. Aunque, ahora mismo, según admite, está «muy cerca de la perfección».

- ¿Qué queda de aquel chico tierno y llorón de 'OT'?

- Las personas no cambiamos. Uno va creciendo y no es lo mismo tener 19 años que 28, pero realmente soy emotivo, sentimental, romántico, apasionado con todo en la vida. Me hace gracia: siempre se le dio mucho bombo a aquello, pero los hombres también lloramos y es muy bueno.

- ¿Cuándo fue la última vez que se le escaparon unas lagrimillas?

- Joder, cuando quedamos campeones del mundo. Me derrumbé, eso fue precioso. Yo soy un futbolero nato, un futbolista que canta.

- ¿Habría cambiado sus discos de oro y platino por marcar el gol de Iniesta?

- No. Cuando estuve jugando en las categorías inferiores del Racing y en la selección cántabra, cuando me llamó el Atlético de Madrid con 17 años, viví situaciones muy bonitas. Pero el destino me deparó mi gran pasión, la música. ¡Cada vez que canto una canción mía es como si marcara un gol en la final de la Copa del Mundo!

- Entrenando muchísimo. Hubo una etapa de mi vida en la que subí peso porque estaba más vago. Y llegó un momento en el que no me sentía cómodo y quise coger el deporte con ganas. Eso sí, cuando hay concierto, hago menos ejercicio, para que no se me coma todas las energías. En épocas de calor pierdo más de dos kilos en el escenario.

-¿Y su mujer, Paula Echevarría, qué mérito tiene en todo este cambio físico?

- ¡Si a Paula le gustaba así! Yo creo que hasta me prefería gordito.

- Ya sabe, las mujeres tenemos fama (inmerecida) de querer cambiarles.

- ¡Ella nunca me dijo nada! Me quiere a mí, no a un físico especial. Pero, como es tan divina y está tan buena, con perdón por la palabra, siempre piensan que es cosa suya. ¡Pero no me quiten ese mérito, que he corrido muchos kilómetros!

- Sea sincero, ¿quién recibe más piropos y miradas cuando van juntos por la calle?

- Las mujeres son más descaradas y es más fácil que se acerquen y te digan 'qué guapo'. Con un hombre quedaría más violento, pero te aseguro que lo piensan todos. Paula es una mujer que quita el hipo.

- ¿Quién tarda más en arreglarse de los dos?

- Desde que tengo este corte de pelo, casi yo, por la laca. Ja, ja, es broma. Paula se arregla rápido.

- No me diga que no sueña con unos huevos con chorizo.

- No. Y, si me apetecen, los como. El domingo hay que darse un premio. Una fabada que me hace mi suegra, exquisita, el cocido montañés de mi madre, el chorizo en bocata con queso curado. Pero un día a la semana, no cinco.

- ¿Se considera una persona tradicional?

- El motor de mi vida es mi familia. Estando bien eso, soy feliz. No hay más. Llegar a casa y tener la recompensa de una hija de dos años que se me cuelga del cuello y me come a besos es lo más maravilloso del mundo. - ¿Su vida es perfecta?

- La perfección es estar feliz, así que me acerco mucho, aunque todos tenemos preocupaciones.