El personal sanitario, vecinos y políticos se concentraron a las puertas del Centro de Salud de Olvera. :: L. V.
Sierra

Olvera condena la agresión que sufrió un médico en el ambulatorio

Los vecinos, el alcalde de la localidad y los sindicatos se concentran a las puertas del centro de salud para mostrar su apoyo al facultativo

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Cansados de agresiones. Los profesionales sanitarios de los centros de salud se muestran preocupados por «la asiduidad con la que se producen agresiones a los profesionales en la atención primaria y las urgencias». Así lo expresaron ayer los sindicatos que convocaron y secundaron una manifestación en Olvera para mostrar su repulsa por la agresión que sufrió un médico en dicho centro la madrugada del pasado domingo.

UGT organizó la protesta y CSIF, CC OO y SATSE la apoyaron. Todos volvieron a levantar la voz, de este modo, contra la situación que algunos profesionales sanitarios han tenido que vivir «dada su indefensión», apuntaron. Al mismo tiempo, volvieron a solicitar a los responsables políticos que «se aumenten las medidas de seguridad que garanticen que los sanitarios desempeñen su labor sin miedo a sufrir ningún tipo de agresión». Pepe Toro, delegado sindical de UGT, destacaba la importancia de que «se invierta más en medidas pretraumáticas», al tiempo que aseguró que UGT solicitará la revisión del Plan de Actuación ante las agresiones.

El alcalde de Olvera, Fernando Fernández (IU); el director del Distrito, Pedro Fernández; y varias decenas de vecinos quisieron estar presentes en este acto de apoyo al facultativo y condena de lo sucedido. El caso supuso la puesta en marcha del Plan de Actuación contra las Agresiones del SAS, consistente en el apoyo psicológico y jurídico al agredido. De hecho, el propio médico ha interpuesto una denuncia contra los presuntos agresores y contará con el apoyo de los sindicatos y la propia Administración.

Agresión

Según explicó UGT, los hechos ocurrieron pasadas las 4.00 de la madrugada cuando un grupo de jóvenes acudió al centro de salud mostrando uno de ellos «evidentes síntomas de mareo». El médico de guardia invitó al citado a pasar a la consulta para examinarlo y preguntarle si había consumido algún tipo de estupefaciente, cerrando la puerta para preservar la intimidad de esta información.

Fue a partir de entonces cuando uno de los hermanos del enfermo irrumpió en la consulta para reprochar al médico su actitud, demostrando una «agresividad fuera de lo común», de la que se contagió el propio enfermo. Ante la avalancha de insultos, el facultativo optó por salir de la consulta pero en el mismo pasillo otro de los acompañantes, además de los dos anteriores, la emprendieron a golpes con él. El médico pudo recibir hasta un total de ocho puñetazos y como consecuencia de los mismos presentó lesiones como un hematoma en el pómulo izquierdo, una contusión en la cabeza y un ligero hematoma en el párpado izquierdo.