Jerezanos en la diáspora

Puede ser con una tapita en Balbino, mientras espera el paso de la Virgen de la Caridad, en Sanlúcar. O puede que sea paseando por la calle Sierpes, a media mañana, cuando el sol aprieta en la capital hispalense y la cruzcampo asoma jugosa por los grifos de los bares céntricos de Sevilla para mitigar el calor. Es posible encontrarlo en Rota, admirando el paso de palio de la Virgen de la Caridad, titular mariana de la hermandad de la Salud. En cualquiera de estos sitios, o quizá en San Fernando, pero no en Bahía Sur, sino en el centro, con la salida procesional de la Divina Pastora... Jerez y sus jerezanos estarán más que presentes en todas estas procesiones, porque desde hace décadas, el fin de semana del quince de agosto es el fin de semana de María, de la Madre de Dios, y los jerezanos acuden sin dudarlo a la llamada.

Sin duda, la más importante, la más conocida, la más imponente, la más solemne, será un año más la salida procesional de la Virgen de los Reyes, la eterna patrona de la Archidiócesis sevillana. Desde primera hora de la mañana las puertas de la Catedral metropolitana estarán abiertas para cuantos devotos quieran acercarse a la imagen, que lucirá radiante entre nardos y en su precioso paso, que la cobija bajo palio sentada en su trono de reina. Desde principios de agosto se han sucedido los cultos en la Santa Iglesia Catedral sevillana, cultos que han llenado una y otra vez las amplias naves del primer templo de la capital hispalense. Juan José Asenjo Pelegrina, arzobispo de la ciudad, tendrá la oportunidad de comprobar por primera vez tras su toma de posesión como máximo dirigente de la archidiócesis el fervor con el que Sevilla se echa literalmente a la calle desde primera hora. La Virgen de los Reyes lucirá el manto de tisú color azul celeste, el que estrenó en 1904 con motivo de su coronación canónica y que no lucía desde la salida procesional de 2005. Fue donado por la duquesa viuda de Casa Galindo, con bordados en plata.

Las alternativas

Pero si no le gusta madrugar, o es que ayer se acostó tarde porque fue a Chipiona o al Puerto de Santa María, que vivieron sendas salidas extraordinarias, tiene más oportunidades por la tarde de disfrutar los aromas de los inciensos.

Ayer fue una jornada gloriosa para dos hermandades que cumplieron cincuenta años, una en El Puerto de Santa María, la otra en Chipiona. La Virgen de los Dolores de la ciudad chipionera lució la medalla de oro de la ciudad en el pecho, una distinción que tan sólo la Virgen de Regla y Rocío Jurado tenían en la ciudad, y María Santísima de Gracia y Esperanza recorrió las calles portuenses desde las nueve de la noche, envuelta en el cariño de un pueblo que no la quiso abandonar pese al calor reinante.

Y para hoy quedan, aparte de los Reyes en Sevilla, tres opciones, las tres de primer nivel. En Sanlúcar, la Virgen de la Caridad se ha convertido desde hace años en un referente para el pueblo jerezano. Las alfombras de sal se suceden a lo largo del recorrido, y el repertorio musical es uno de los más cuidados de las procesiones de gloria de la provincia. La devoción está asegurada gracias al fervor que Sanlúcar siente por su patrona, y también la buena gastronomía gracias a las múltiples opciones que ofrece la ciudad donde muere el Guadalquivir.

Si con eso no han tenido suficiente incienso y marchas procesionales, siempre pueden buscar la opción de viajar hasta San Fernando, donde espera la Pastora, una de las devociones más importantes en esta iconografía y una procesión que vivió convulsa unos años debido a la llegada del costal, pero que ya respira tranquilidad y buen gusto por los cuatro costados. Es sin duda una alternativa tranquila a la bulliciosa procesión de la Caridad.

Y como novedad, y por su cincuentenario fundacional también, en Rota la Virgen de la Caridad, de la hermandad de la Salud del Miércoles Santo, saldrá a las calles de la ciudad en su paso de palio. Será una oportunidad histórica de contemplar esta bella imagen, que saldrá de la iglesia de San Juan Bautista a las ocho y media de la tarde, y se recogerá cerca de cinco horas después. Será, sin duda, la guinda al fin de semana más intenso de cuantos se recuerdan por estas tierras que mantienen viva la devoción a la Madre de Dios.