La Comunidad diseña un programa de alertas sobre el cambio climático

La posibilidad de que en medio siglo Sevilla tenga el paisaje de Arizona no es ciencia ficción. Los científicos llevan tiempo alertando del aumento de temperaturas en el sur de España y su repercusión en la naturaleza y el modo de vida. El Gobierno andaluz no quiere que el cambio climático le pille con el pie cambiado y por ello va a diseñar un programa de adaptación que prepare, prevenga y alerte sobre sus consecuencias. El Consejo de Gobierno aprobó ayer este Programa de Adaptación al Cambio Climático, el primero de una comunidad en España, como recordó el consejero de Medio Ambiente, Juan José Díaz Trillo.

El proyecto nace con antecedentes: la Estrategia andaluza contra el Cambio Climático, en marcha desde 2002; y el Plan Andaluz de Acción por el Clima, de 2007, dirigido este a reducir las emisiones del transporte, agricultura, residuos y pequeñas industrias. Según el consejero, ambos planes han dado sus frutos y en la actualidad hay 140 medidas en marcha, 800 actuaciones con una inversión de 735 millones de euros. Todas ellas para evitar 4 millones de toneladas de CO2 anuales. Entre las actuaciones, destacan la restauración de 420.000 hectáreas con alto grado de desertificación.

¿Qué es lo que pretende el programa ahora aprobado? Fundamentalmente evitar impactos irreversibles en los ecosistemas naturales. Nace con el objetivo - explicó el consejero de Medio Ambiente- de que se conozca la realidad a la que se va a enfrentar Andalucía y se ponga remedio a posibles impactos negativos.

El programa se basará en un estudio de las principales variables del clima que se darán en Andalucía en el siglo XXI. Se espera un aumento de más de 5 grados para finales de este siglo y más sequía de la que ahora padecen zonas como Almería.

Busca la implicación y participación de todos los sectores económicos. En los planes hidrográficos que elabora la Junta se incluirán los escenarios de clima futuros, los cambios de temperatura y precipitación previstos en la agricultura, la implantación de sistemas de alerta para la identificación de olas de calor o transmisión de enfermedades por insectos que se adaptan a las nuevas condiciones climáticas. También está programado la elaboración de un mapa de riesgo ante inundaciones y avenidas.

El Consejo de Gobierno aprobó ayer otras medidas medioambientales, como el inicio de otro plan de residuos peligrosos que sustituya al de 2004; la aprobación de un decreto que agilice los permisos medioambientales de la Junta y el nuevo reglamento contra la contaminación lumínica.

Este reglamento pretende reducir un 11% el consumo energético del alumbrado exterior para dejar de emitir a la atmósfera 37.396 toneladas de CO2 . La norma establece diferentes límites según el grado de protección lumínica de cada zona, de forma que hay parajes naturales con la máxima (áreas oscuras), como los dos grandes observatorios astronómicos, los de Calar Alto (Almería) y Sierra Nevada. Zonas residenciales e industriales le siguen con menor grado de protección.

La norma limita el horario de iluminación eléctrica en monumentos, prohíbe los láseres proyectados hacia el cielo con fines publicitarios o la iluminación de playas y costas, salvo las de los núcleos urbanos. Todos estos incumplimientos pueden acarrear sanciones de hasta 30.000 euros en infracciones leves y hasta 60.000 para las graves.