Mariano Rajoy, antes de su conferencia de ayer en San Lorenzo de El Escorial. :: efe
ESPAÑA

Rajoy promete defender «el sentimiento español»

El líder del PP exige a Zapatero que «deje de hacer el ridículo» con el 'Estatut' e insiste en el adelanto electoral

MADRID. Actualizado: Guardar
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A Mariano Rajoy le llovían las críticas por la tibieza con la que había abordado el fondo de la sentencia del Tribunal Constitucional que anuló 14 artículos del Estatuto de Cataluña tras resolver, precisamente, el recurso que presentó el PP contra el 'Estatut'. Se ha especulado, incluso, que esta estrategia se debía a un intento de congraciarse con CiU, sobre todo de cara a un posible pacto tras las autonómicas catalanas.

Tal vez por todo ello, Rajoy empleó ayer una parte de su discurso en los cursos de verano de la Universidad Complutense de Madrid para puntualizar la postura de su formación, que se sustenta en cuatro ejes: «Defensa de la Constitución, de la ley, del Estado autonómico y de España». El líder del PP, por lo tanto, ni entra en el meollo de la cuestión ni comenta el desencanto de parte de la sociedad catalana tras la decisión del Constitucional, aunque vaticinó que «puede generar problemas y dificultades de cara al futuro». Lo que sí comento, tras confesar cierta extrañeza, es cómo pudo sorprenderse cierta gente -a la que no identificó- tras la gran explosión de júbilo que se vivió en la calle como consecuencia de la victoria de España en el Mundial. «A mí no me sorprendió, porque en España existe un gran sentimiento nacional», acotó el presidente popular.

Una sensibilidad que será una de las banderas de Rajoy si llega a la Moncloa. Un «sentimiento español» que considera compatible con un «proyecto común que englobe a una inmensa mayoría de los españoles» bajo el paraguas del Estado autonómico. El mandatario popular, como en ocasiones anteriores, se cebó con la postura que ha mantenido Zapatero en relación con el 'Estatut'. «Espero que el presidente no engañe a nadie más y que no haga más el ridículo», refrendó.

Su principal rival político centró buena parte de su intervención. El PP sostiene que los dos años consumidos de la actual legislatura se resumen de manera fácil: crisis económica, un recorte de derechos sociales sin parangón en la historia de la democracia y la sentencia del 'Estatut'. Rajoy desmenuzó que el Ejecutivo socialista negó la crisis y luego erró en el diagnóstico, con lo que, a su juicio, es imposible hallar soluciones. Congelación de pensiones, reducción del salario de los funcionarios, eliminación de la ayuda de 400 euros y del cheque-bebé son alguno de los derechos que habría liquidado el PSOE.

Oír a los electores

En este contexto, el presidente del PP reiteró la exigencia que planteó durante el pasado Debate del estado de la Nación: disolver las Cortes y convocar elecciones anticipadas. «No tiene ningún sentido que esté -en referencia al Gobierno socialista- durante 17 meses más intentando resolver el problema que ellos mismos han creado», abundó Rajoy, que insiste en el adelanto como «revulsivo» para contrarrestar la situación de «estancamiento» que, según su análisis, atosiga al país. «Es absolutamente capital que los ciudadanos hablen, opinen, ratifiquen un programa y den un mandato claro para cuatro años», remachó.

Confianza, seguridad y certidumbre. El PP insiste en que España necesita urgentemente de estos tres atributos y ve al PSOE incapaz de proporcionarlo, sobre todo porque «ha traicionado» el programa electoral con el que concurrió a los comicios de 2008 y, por lo tanto, «nadie sabe qué va a hacer» para salir de la crisis.

Rajoy, para escenificar esta situación, recurrió a Rodiezmo. Una mención con la que, de paso, se cobraba una cuita pendiente desde el Debate del estado de la Nación, cuando le preguntó a Zapatero si pensaba acudir a su cita anual con los mineros y los sindicatos en este enclave leonés, a lo que el presidente le respondió que sí y le emplazó «a verle algún día» por allí. Días más tarde trascendió que la crisis y la huelga general, habían hecho desistir al mandatario. Calificó esta ausencia como la expresión más gráfica del «travestismo político» del Gobierno. «El presidente no va a Rodiezmo porque también a los que estaban y escuchaban en Rodiezmo les ha engañado», sentenció.