Hicieron falta hasta 10.000 litros de agua para acabar con el fuego. :: A. VÁZQUEZ
CÁDIZ

Un aparatoso incendio en un almacén de maderas desata la alarma en Zona Franca

El fuego causó el desprendimiento del techo y dañó gravemente el muro de la nave colindante

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

«¡Juan, corre que hay un fuego en tu almacén!». Al dueño de la ferretería El Taller, situado en la calle Barbate, lo llamó con este mensaje de alerta el dueño de una carpintería de la Zona Franca que vio cómo una columna de humo negro se elevaba desde la nave de al lado, que servía de almacén de máquinas y, sobre todo, maderas de la ferretería. Este material, altamente inflamable, hacía temer lo peor y despertó la alarma en las naves de alrededor, donde trabajan decenas de personas.

El incendio, al parecer fortuito, se originó a las 13.45 horas de la tarde en el fondo del almacén, que se sitúa en un callejón sin salida al que se accede por la calle de La Línea y que el dueño de la ferretería recorría ayer, impotente, esperando la llegada de los bomberos. «Estoy muy nervioso, fuera de mí», musitaba. El hombre había abierto las puertas de la nave y al ver las llamas, optó sabiamente por no entrar.

Pronto, la calle quedó tomada por los camiones de extinción, los coches de Policía Local y los de Policía Nacional, aparte de no pocos curiosos que, al otro lado de la calle, subidos en una carroza de Carnaval allí aparcada, contemplaba el despliegue del dispositivo de emergencias.

Una labor complicada

Hasta el lugar se desplazaron, en principio, tres vehículos de bomberos, pero ante el riesgo de que el incendio se avivase con el pasto de las llamas, acudieron otros dos desde los cuáles se empezó a bombear agua a las 14.00 horas. Hicieron falta 10.000 litros y dos horas de trabajo para sofocar el fuego, aunque a las 14.30 horas las llamas ya estaban prácticamente controladas y sólo se refrescaban los rescoldos.

El fuego tomó la nave en dos focos distintos, lo que dificultó el trabajo a los bomberos, que se encontraron la nave totalmente tomada por el humo tóxico, que por suerte se evacuó por un trozo del tejado que se desprendió por las altas temperaturas. También quedó muy dañada y con peligro de derrumbe uno de los muros de la nave, que en su parte posterior limita con una empresa de vehículos de transporte y en sus laterales, con una carpintería, una imprenta y un almacén de materiales de construcción, que apenas se vieron afectadas. Sólo el tejado de uralita de la imprenta corría peligro de caer. Por suerte no hubo heridos, pero sí evidentes daños materiales.