De actualidad. El Canijo y sus pulpos rememoraron los mejores momentos del pasado Mundial de fútbol con una agrupación creada para la cita. :: MIGUEL GÓMEZ
CÁDIZ

El Carnaval se pone las chanclas

Cientos de personas disfrutaron en las calles de las agrupaciones, que estrenaron coplas para la ocasión

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Fue al atardecer, en la playa de La Caleta, cuando caían los últimos rayos de sol. Sin agrupaciones, pero rodeado de caballas con piriñaca y con la gracia autóctona que desprende el barrio viñero en cada esquina. Así surgió ayer el primer Carnaval de verano, el de las chanclas y el bañador, y el del tinto fresquito, con mucho hielo. Lo que iba a ser un estreno en condiciones se convirtió en un logrado ensayo general con disfraz, dos coloretes y hasta con un repertorio en exclusiva, creado para la ocasión sobre lo acontecido en estos últimos meses, que no ha sido poco. Aquello tan lejano que surgió como una iniciativa virtual a través de las redes sociales se convirtió en realidad alrededor de las diez de la noche. A esa hora, una decena de agrupaciones se repartía ya por las calles del centro, escoltados por cientos de personas, las que se apuntan donde haga falta si hay coplas de por medio, pero gratis, claro. No faltaron las callejeras, ni tampoco las legales, los consagrados y los anónimos. Los romanceros, los de Cádiz, los de fuera, la espontaneidad, las esquinas, los pitos. La única diferencia con febrero fue la lluvia, la que aguó el espectáculo hace algunos meses y abrió las puertas a este nuevo Carnaval a la fresquita. Una nueva fiesta que no atiende a controversias, a reglamentos ni a itinerarios cerrados. Cada cual aportó lo que quiso y actuó donde le dio la gana. El público y los grupos se buscaron y se encontraron. Y este reencuentro tuvo como premio las coplas, recién hechas, calentitas, por temperatura y por actualidad. El Canijo, como siempre, dejó su sello. Sus primeras letras al Mundial de Fútbol de Sudáfrica y al romance entre la periodista Sara Carbonero e Iker Casillas no se hicieron esperar hasta el próximo concurso del Falla. Su creatividad es infinita. Por eso, también estrenó tipo, el de los Pulpos Pol, que le permitió meterse al público en el bolsillo con los primeros compases del cuplé. «Esto es la caña, esto es la caña, los mejillones que estamos viendo todos son de España», decía el estribillo en alusión al afamado pulpo inglés que vaticinó la victoria española en el campeonato y que fue coreado al unísono por el respetable en cada pase. También tuvo su letra el encuentro de la Reina con Puyol recién salido de la ducha en el vestuario. Carcajada general. Esto es el Carnaval, sí señor, el que tiene contenido, aunque sea en pleno mes de julio.

Buen negocio

Y minuto a minuto fueron sucediéndose las actuaciones, una detrás de otra, sin más tregua que la de tomar un trago para calmar la sed ante tal derroche. En la calle de la Palma, en el Palillero, en la Plaza de las Flores, en San Francisco, en San Agustín, en el barrio del Pópulo...hubo Carnaval hasta la madrugada, aunque menos multitudinario de lo que se esperaba. Por estos puntos del callejero gaditano fueron pasando grupos oficiales como La Pasma, Los que van por derecho, o ¿Qué hacemos con el pavo?, superados en número por las ilegales. Desde Los Guatifalien hasta Las repetidoras del 69, pasando por Las hermanas de las niñas del exorcista, el romancero de Salvador Fernández Miró o Crisis y Económica, las niñas de ZP, entre otras.

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Muy especial fue también la noche para los hosteleros gaditanos del casco histórico, que aprovecharon el tirón de la fiesta para hacer caja e incluso algunos para sacar la barra, como la cafetería Ninos de la calle Columela. Muchos de los ciudadanos cambiaron su habitual salida por el Paseo Marítimo a las calles del centro, donde comieron y bebieron mientras disfrutaban de las coplas en una noche creada para la ocasión.

La primera prueba de fuego se quedó en un ensayo, pero hoy seguirá el espectáculo, en estado puro, sin conservantes ni colorantes. Sin pregoneros, sin ninfas, sin palcos, sin premios, sin colectivos, sin Ayuntamiento, sin aglomeraciones, sin botellón. Ha surgido el fenómeno del verano y por primera vez lleva el sello propio de la ciudad. Algunos ya piensan en repetirlo en el futuro, pero antes hay que disfrutarlo.

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