ESPAÑA

Rajoy acusa a Zapatero de jugar con el Estado «como si se tratara de un mecano»

El líder de la oposición evita criticar el 'Estatut' durante un acto en Sitges y dirige sus reproches al presidente del Gobierno

SITGES. Actualizado: Guardar
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El PP aspira a convertirse en la llave del próximo Gobierno de Cataluña. Una posibilidad avalada por las últimas encuestas, que otorgan a los populares 14 escaños que pueden resultar decisivos. Si CiU no logra la mayoría absoluta en los comicios de octubre, el apoyo del PP sería la opción aritmética más directa para que Artur Mas desbanque al tripartito que capitanea el socialista José Montilla.

Mariano Rajoy quiso pasar página y mirar al futuro nada más conocer la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el recurso que su partido presentó contra el 'Estatut' y que anula 14 artículos. Pero la norma autonómica catalana se ha convertido en uno de los principales argumentos políticos, tal y como se comprobó en el pasado Debate sobre el estado de la Nación. El líder del PP, por lo tanto, está abocado a mantener vivo el texto en su discurso, al menos hasta los comicios catalanes. Y mucho más en su intervención de ayer en Sitges, porque era su primera visita a Cataluña desde la sentencia y desde la multitudinaria manifestación en la que participaron todas las formaciones políticas, menos el PP.

Como en ocasiones anteriores, eludió valorar tanto el fondo del fallo como la marcha de Barcelona y centró sus esfuerzos en señalar a quien considera único culpable de la actual situación: José Luis Rodríguez Zapatero. Rajoy definió el 'Estatut' como la «historia de un engaño» y enumeró las que, a su juicio, han sido las principales falsedades dichas por Zapatero en relación a este contencioso, como la de que aprobaría cualquier 'Estatut' que saliera del Parlament o que el articulado catalán había quedado «más limpio que una patena».

«Ahora nos anuncia que él -dijo- va a interpretar la sentencia del Constitucional». Al hilo de esta reflexión, censuró al jefe del Ejecutivo por «jugar con el Estado como si se tratará de un mecano» y le advirtió de que corre el riesgo de «situarse fuera del límite del campo de juego».

El líder de la oposición evitó cualquier confrontación con las fuerzas catalanas e, incluso, llegó a decir que «no pasa nada por pensar de manera distinta» y que, dentro de esas reglas de juego, es posible convocar a todos a un proyecto común que «rechace la división y el enfrentamiento». Un pacto, en definitiva, donde «se respete y se entiendan los sentimientos de todos», planteó, pero desde la fuerza de la unidad.

¿Cuáles son esas reglas del juego que tanto menciona Rajoy? Las que marca la Constitución. «El PP no va a entrar en carreras para engañar a la gente o hacer demagogia», subrayó.

Economía, siempre

Ahí lo dejó. Ya es más de lo que había dicho en los últimos días, así que Rajoy retomó el discurso que más le agrada y con el que se siente más cómodo y se lanzó al punto débil del actual Ejecutivo: el desempleo. El líder del PP abundó en que la lucha del paro es la prioridad de su partido y que «un puesto de trabajo» es el mejor arma para salir de la crisis. «El paro palidece cualquier otra realidad política en España», apostilló. Reiteró, aunque con un tono menos directo, la necesidad de un adelanto electoral y masculló que de Zapatero sólo «nos tienen que importar dos cosas»: la «pésima» herencia que va a dejar el Ejecutivo socialista, pero que será el «punto de partida» que tendrá que afrontar el PP cuando acceda a La Moncloa, y que «no haga más daño a los españoles».

Sólo hizo una referencia al Debate del estado de la Nación, que según el CIS ganó el mandatario socialista frente a otras tres encuestas publicados por distintos medios de comunicación que le otorgan la victoria al representante del PP. Rajoy alertó sobre el «tic autoritario» de Zapatero al afirmar que mantendría su acción política al frente del Gobierno «cueste lo que cueste o cueste lo que me cueste». Un posicionamiento que, según a Rajoy, «es para echarse a temblar, conociendo al autor -en alusión al presidente-. No obstante, avisó al PSOE de que «el Partido Popular se mantendrá atento para que no se vulneren más ni los derechos ni los intereses de los españoles».