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A ARISTÓTELES NO LE GUSTA EL FÚTBOL

PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN DE CONCESIONARIOS DE AUTOMÓVILES DE LA PROVINCIA DE CÁDIZ (ACOAUTO) Y PRESIDENTE DE LA FEDERACIÓN NACIONAL DE CONCESIONARIOS DE AUTOMÓVILES (FACONAUTO) Actualizado: Guardar
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Sostiene Aristóteles que cuando en una democracia las pasiones se imponen a las razones, el capricho a las leyes y la fuerza al debate, de la democracia nace una nueva forma de gobierno que él llama Demagogia. En la Demagogia, mandaban los que Aristóteles dio por llamar «los aduladores del pueblo» que se dedicaban a mover las emociones de los votantes para obtener su apoyo y, a la postre, imponer su voluntad. Es decir en vez de «todo para el pueblo, pero sin el pueblo», «nada para el pueblo, pero con todo el pueblo».

En las últimas semanas el Gobierno de España ha tomado decisiones económicas que van a definir la forma en la que van a vivir en este país nuestros nietos. Reforma laboral, 'tijeretazo' administrativo y Estatuto de Cataluña. Todas estas importantísimas decisiones han tenido un elemento común: Se han tomado a la sombra de un partido de fútbol de la selección. Si eso no es demagogia que resucite Aristóteles y lo vea. Se utilizan las pasiones para tapar las razones.

El Consejo de Ministros que puso en marcha la reforma laboral coincidió con el primer partido de la selección española, España-Suiza. Sólo la noticia de la reforma laboral le costó al Tesoro Español 25 millones de euros de intereses. Pero al día siguiente, todas las portadas eran sobre la selección. El segundo partido de 'La Roja' coincidió con la votación de la reforma laboral en el Congreso de los Diputados. Aunque hubo más abstenciones que votos a favor, todos estábamos encantados con la victoria de España. Y el tercer partido de la selección coincidió con la decisión del Tribunal Supremo sobre el Estatuto de Cataluña, con un éxito no menor que en los casos anteriores.

Pero eso no ha sido lo peor. Lo peor es lo que han estado haciendo los demás grupos políticos a la sombra de las vuvuzelas. No conozco ningún caso de un país donde todos los partidos políticos hayan coincidido a la vez defendiendo el programa electoral de su enemigo.

Hemos tenido, por un lado, al Partido Socialista haciendo políticas de derechas: Recortes de gastos, reformas laborales y retiradas de subvenciones, pendiente de la perspectiva de huelga general que le plantean sus sindicatos. Y al Partido Popular haciendo política de izquierda, oponiéndose a la reforma laboral y deseando que haya huelga general en España. Y por el otro, a mayor abundamiento, a los sindicatos planteando una huelga general a desgana (por eso la hacen en septiembre). Y a los empresarios, encantados, con la perspectiva de la huelga general. Porque, como tienen a los trabajadores con los brazos cruzados, por lo menos los días de huelga no tienen que pagarlos. Socialistas de derechas, conservadores de izquierdas, sindicatos en contra de la huelga y empresarios a favor, todo a la sombra del mundial de Sudáfrica. Ni Cetawayo, el famoso emperador Zulú de aquel país, lo hubiese hecho mejor. Según Montesquieu, una vez que la democracia perdía la 'virtud' como razón de Estado, caía por una pendiente en la que unas cosas llevaban a otras y todo empeoraba irreversiblemente. Según él, la demagogia llevaba a la igualdad «extremada», que es tan mala como la desigualdad, porque conduce al desprecio del esfuerzo y a la muerte del mérito. Convirtiendo al pueblo en «zánganos y comedores de lotos».

Para ocultar su propia corrupción, los políticos corrompen al pueblo. Los votos se compran y el Tesoro Público termina malgastado y perdido. Al final, y en esto también coincidía con los griegos, el siguiente resbalón que daba una democracia después de convertirse en demagogia, era la dictadura. No creo para nada que España vaya camino de convertirse en una dictadura, resbalón que probablemente ya haya dado la Venezuela de Chávez y el Perú de Evo Morales. Pero no puede dejar de llamar la atención cómo se parecen los problemas que tenemos hoy en España con aquellos que acabamos de describir.

En la España actual, el mérito ha muerto. Tiene más valor ser un famosete de tertulia que un empresario de los que pagan mil nóminas a final de mes. En la España actual, hemos creado un sistema que incentiva no trabajar: 5 millones de parados y un 20% de economía sumergida y la sociedad del pelotazo inmobiliario ¿zánganos y lotófagos? En la España actual hemos malgastado nuestro Tesoro Público. Y por mucho que nos agobie el déficit y el gasto público, no queremos renunciar a nuestra política de subvenciones, con lo cual terminaremos perdiendo lo que nos queda en las arcas del Tesoro Público. En la España actual, se compran los votos. Si no ¿qué es el PER y la devolución de los 400 euros de las pasadas elecciones?

Sin duda, el padre de la demagogia española era el Conde de Romanones. Es famosa la ocasión en la que otro candidato ofrecía tres pesetas por cada voto y Romanones dijo a los electores: tú dame esas tres pesetas y te las cambio por un duro. Cada voto le costó sólo dos pesetas. Y ganó las elecciones. Romanones decía que era más fácil conducir a un pueblo que a una pareja de bueyes. Y que la prueba irrecusable de que los pueblos son manadas de borregos, es la facilidad con que se les conduce a cualquier sitio. Pues eso, en vez de pan y circo, PER y fútbol. Y a disfrutar cuando nos trasquilen.