Opinion

Gestos amistosos

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Perdido en la vorágine de una gran ciudad -Málaga, por ejemplo, que es la que me muevo- observo los rostros de quienes se cruzan en mi camino. Los escruto en ese leve momento en el que sólo estamos a menos de un metro unos de otros -a veces incluso nos rozamos en el trajín de la calle- y no alcanzo a ver nada que suponga que la persona con la que coincido en el momento y a la misma altura un atisbo de cordialidad o simpatía. Pienso -mi edad me empuja a ello- qué pasaría si de pronto sufriera un infarto y cayera redondo al suelo. Esta gente, que con gesto serio y a veces desabrido va cada uno a lo suyo, ¿me prestarían atención?¿ Abandonarían su mundo interior para interesarse por la suerte de un desconocido? Tengo mis dudas al respecto.

josé becerra.