«Las cosas están mal, pero esta es mi profesión y es lo que mejor hago »

Cuando Teresa dijo en casa que cogía el traspaso de un negocio inmobiliario la llamaron loca. «Con las que han cerrado y tú que tienes un trabajo fijo». Las palabras de su madre no pudieron ser más demoledoras, pero lo vio claro. Ya lleva seis meses y la cosa empieza a pintarle bien. Cuenta que la cartera de clientes que tenía en su anterior empleo le está respondiendo y la experiencia es un valor para sacar adelante la agencia.

«La verdad es que lo tuve claro desde el principio, se quedó libre el local en una zona que me gusta mucho -Fernández Ballesteros- y lo cogí». Se trató del traspaso de otra inmobiliaria que cierra una de sus oficinas. En el caso de Teresa no ha sido el Plan E ni la bajada del paro. Lo que le reporta clientes es que los bancos empiecen a abrir la mano. Como otros compañeros de profesión, ella también lo ha percibido. «Hasta hace unos meses nos rechazaban operaciones que eran seguras, pero ahora empiezan a conceder hipotecas y eso es fundamental», explica.

Tal como están las cosas, ha extendido el mercado a otros municipios de la provincia, aprovechando el interés costero. Llevamos pisos en Chiclana, San Fernando y Puerto Real. Sin embargo, reconoce que la situación no es clara del todo. «Asumo el riesgo y sé que es grande, pero el que no se atreve a lanzarse no gana nunca. Esta es mi profesión y es lo que mejor hago».

La situación de Teresa es parecida a la de muchos trabajadores ligados al sector del ladrillo. No se trata de que no encuentren otra opción, sino de que no quieren o no saben hacer otro trabajo. En este caso, la empresaria apostó por la valentía.