Paul elige a España como campeona del mundo en Sudáfrica 2010. / Archivo

El nuevo oráculo de los dioses… del fútbol

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En el templo de Apolo en Delfos, a los pies del monte Parnaso, el devoto visitante necesitado de una respuesta ofrecía al dios de la adivinación y la música una tarta de miel y sacrificaba una cabra, que ardía en la hoguera de una ceremonial plegaria. Si el desdichado animal temblaba durante la quema, se suponía que el hijo de Zeus se mostraba dispuesto a atender a su fiel seguidor.

La respuesta llegaba en una dantesca representación posterior -eso sí, tras abonar las correspondientes tasas-, en la que la pitonisa del templo entraba en trance entre convulsiones, mientras masticaba hojas de laurel y balbucía frases inconexas y palabras sin sentido que un sacerdote traducía hasta convertir en verso el dictamen celestial.

Siglos después de que este santuario se convirtiera en el centro religioso de la Grecia clásica, un octópodo que respondía al nombre de Paul se transformó en el ombligo del fútbol mundial, en el oráculo del deporte rey que predijo el triunfo de España en el Mundial de Sudáfrica.

El pulpo del Sea Life de Oberhausen (un centro acuático situado al oeste de Alemania), se transformó en un fenómeno mediático tras acertar en todas sus predicciones durante la Copa del Mundo de 2010 (en la Eurocopa de 2008 ya había atinado con el resultado de cuatro de los seis partidos de la ‘Mannschaft’). El sistema de elección del vencedor de cada encuentro era más sencillo y, desde luego, mucho menos agresivo que el empleado en Delfos. Paul simplemente optaba por una de las dos urnas transparentes que se le presentaban en su acuario, cada una con la bandera de uno de los contendientes, y el animal elegía el ganador atendiendo a la llamada del mejillón que había en la caja seleccionada.

Pero el hijo adoptivo de la localidad orensana de Carballido falleció pocos meses después. El ilustre molusco cefalópodo recibió los honores correspondientes a una ‘animalidad’ de su trascendencia, con monumento incluido en la que fue su casa. La escultura representa a Paul sobre un enorme balón con los escudos de las selecciones que participaron en el pasado Mundial y que contiene sus cenizas en la urna cubierta de oro que se encuentra dentro de la pelota.

Ningún otro animal alcanzó ni su relevancia ni su puntería en el Europeo de Polonia y Ucrania. Para el puesto de oráculo oficial se postuló, entre otros, la elefanta Citta, pero la enorme habitante del zoológico de Cracovia no tuvo tanta suerte como su antecesor, pese a que llegaba con el positivo precedente de haber optado por el Chelsea como campeón de la Liga de Campeones de 2012. Citta ya falló en el encuentro inaugural, al comerse la fruta de Polonia en lugar de la que representaba el empate ante la selección griega. El cerdo Khryak o el hurón Fred también se quedaron en meros amagos de videntes en este torneo continental.

Para el Mundial de Brasil, que comienza el próximo día 12, varias crías de osos panda han opositado para ser las candidatas más firmes a ocupar el puesto de adivino oficial del torneo. Los animales del Centro de Protección y Estudio de los Pandas de Dujiangyan, en la provincia china de Sichuan, comenzarán por adivinar el resultado de los partidos de la primera fase eligiendo la cesta de bambú correspondiente a la victoria, el empate o la derrota. Ya en las eliminatorias finales, se les presentarán dos árboles, cada uno con una bandera pintada en el tronco. Aquel por el que suba el oso será (o no) el ganador.

Otros animales están siendo evaluados para comprobar su capacidad de predicción de cara a la Copa del Mundo. Así, una cadena de televisión local brasileña también realizó un ‘casting’ para elegir su propio augur. Los aspirantes fueron un conejo, un loro, un hámster y un perro labrador. Los cuatro pusieron a prueba sus capacidades adivinatorias con los partidos definitivos de los cuatro torneos más importantes del país, pero los resultados no fueron todo lo buenos que se esperaban. El conejo y el hámster fracasaron con estrépito pues no acertaron ninguno de los ganadores, el pájaro igualó en errores y tinos, y fue el can el que más se acercó al pleno, con un único fallo.