Ancelotti sostiene la Copa de Europa. / Pedro Armestre (AFP)

La conexión de la 'décima'

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"Puede que sea la primera vez que he tenido a un grupo de jugadores contentos, que no se han enfadado por nada. Todo ha salido muy bien. Los jugadores han sido muy profesionales", reconoció Carlo Ancelotti la víspera de conquistar la 'décima', quinta de su carrera y tercera ya como técnico. La conexión del técnico italiano con el vestuario del Real Madrid y la tranquilidad con la que ha respondido a la presión a la que le ha sometido la directiva durante todo el curso han sido clave para volver a reinar en Europa y acabar con lo que ya era una verdadera obsesión en el club.

Ancelotti, que tantos tumbos dio a principios de temporada hasta encontrar un sistema, ha acabado con las ideas claras. Ha sabido gestionar al vestuario y moverse entre aguas pantanosas, amenazado siempre desde la cúpula por la exigencia de la Liga de Campeones. El entrenador que llegó a convencer a toda la directiva blanca gracias a la exhibición del

Madrid en Múnich volvió a estar cuestionado al tirar la Liga, pero él siempre dijo estar seguro de que su futuro, ocurriese lo que ocurriese en Lisboa, estaba unido al Real Madrid.

"Gracias al esfuerzo de los jugadores y la ilusión de los aficionados lo hemos conseguido", aseguró la noche del sábado Florentino Pérez. Consciente o inconscientemente, se olvidó del experimentado Ancelotti, quien, con suerte o no, ha llevado al Madrid a reconquistar la Copa de Europa en su primera temporada, después de tantos cambios de entrenador y tantísimos millones invertidos. Minutos antes, Ancelotti daba las gracias al club, "por haber fichado jugadores muy importantes", y por sentir a su lado "la confianza del club", aunque no haya sido tal a lo largo de un curso por momentos convulso, en el arranque, al distanciarse del título liguero, y en el tramo final, al desentenderse del campeonato.

Lo fiaron todo Ancelotti y los suyos a la carta de la Champions y salió cara. Con fortuna o no, aunque el italiano no oculta que es "un hombre con suerte", el técnico a quien ya deseaba Florentino en 2006 ha resultado ser el cumplidor de un objetivo que

acogotaba a los madridistas desde hace 12 años. Tan tranquilo, sosegado y paciente como Vicente del Bosque, tan acostumbrado a lidiar con jefes con urgencias -antes tuvo a Berlusconi y a Abramovich- y también con plantillas de estrellas. Al igual que el seleccionador español, Ancelotti tiene mano izquierda y es tan criticado como él por su falta de cintura y capacidad de reacción a la hora de realizar cambios.

Sin embargo, los que hizo la noche del sábado en Da Luz resultaron al final mñas que importantes, para que el Madrid se agarrase a la fe y a la heroica representada por Sergio Ramos, el mayor exponente de la casta: Isco por el sobrepasado Khedira y Marcelo por el defensivo y limitado Coentrao. Después Morata entró por Benzema, un cuarto de hora antes del histórico cabezazo de Ramos, y el Madrid mejoró. Ancelotti admitió que Marcelo no estaba feliz por no ser titular en la final, pero el lateral brasileño se reivindicó en la prórroga con un gol en jugada personal que le hizo llorar, abrazado al también emocionado Casillas.

La defensa, arma básica

Cierto es que el tanto de Sergio Ramos evitó que una cantada del portero y capitán del Real Madrid pasase a los anales de la leyenda negra de los blancos, pero a Ancelotti le ha salido perfecta también la polémica rotación de porteros. La afición no le ha dejado de reclamar a Casillas para la Liga, pero Carletto, permeable a las órdenes de los dirigentes pero sin renunciar a imponer sus criterios, se ha mantenido fiel. También la alternancia en los laterales ha potenciado la defensa, arma básica en el ideario de Ancelotti, para quien no hay que renegar nunca del 'catenaccio' que, como él recuerda, tantos éxitos ha dado al fútbol italiano.

Coraje, personalidad y sacrificio son las tres virtudes en las que más ha insistido Ancelotti y ha conseguido inculcar a sus futbolistas, miembros del equipo con mejor contraataque del mundo, que aunque en la final de Lisboa no pudo explotar sus cualidades, volvió a evidenciar que tiene tanto carácter que no hay que darle por muerto hasta el pitido final. "El Madrid siempre está ahí", se congratula Florentino. Y al frente estará, quién sabe si por muchos años más, con Ancelotti.